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Dos semanas después de que la violencia armada de nuevo se disparara en Chicago, durante el violento fin de semana feriado del 4 de julio, las autoridades federales se disponían a anunciar hoy jueves que siete nuevos agentes de la ATF se desplegarían en la ciudad para tratar de ayudar a detener la ola de violencia.

Para finales del año, serán 52 los agentes en la Oficina Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos destacados en Chicago, trabajan de cerca con la Policía de Chicago para determinar el origen de las armas y rastrean las que son usadas en crímenes, reportó el diario Chicago Tribune.

El FBI también está aportando a la causa, asignó para la temporada de verano, 20 agentes más a su unidad de crímenes violentos en Chicago, totalizando 120 agentes en la lucha contra las pandillas y armas de fuego.

“El Departamento de Justicia seguirá haciendo todo lo posible para ayudar a Chicago a combatir la violencia armada”, comentó el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, en un comunicado. “Estos nuevos agentes son una muestra del compromiso continuo del gobierno federal para ayudar a que las calles de Chicago estén a salvo”, agregó.

La crisis por la violencia armada ha cobrado fuerza en momentos en que las estadísticas policiales muestran que en general la delincuencia está disminuyendo, en especial los homicidios. El número anual de homicidios en Chicago fue mayor a 900 en la década de 1990, pero desde entonces ha disminuido a casi la mitad, reportó el Tribune.

Sin embargo, Chicago está muy por detrás en el combate al crimen ante otras grandes ciudades como Nueva York y Los Ángeles, que tienen un menor número de homicidios a pesar que sus poblaciones son mucho más grandes. Hasta el 6 de julio los homicidios habían disminuido 5.6 por ciento, a 185, 11 menos que el año anterior, según estadísticas de la Policía. Por el contrario, los tiroteos se incrementaron un 5.3 por ciento, de 905 a 953.