CHICAGO
– Chicago no se quedó atrás y durante la visita del papa Francisco a Estados Unidos, madres, trabajadores y religiosos fueron a Washington para pedirle que abogue por los inmigrantes y las familias trabajadoras.
Además del arzobispo de Chicago, Blase Cupich; el portavoz del Vaticano, Manuel Dorantes; y el padre Marco Mercado, otros viajaron para recibir al Papa.
Uno de ellos es Felipe Arellano, quien va estar presente en el discurso del Papa en el National Mall, en Washington.
Arellano, de 36 años, es un conserje de Chicago, quien cree que el papa Francisco tiene un sentido profundo de la justicia.
“Es el tipo de Papa que evita los lujos y es una persona muy humilde y un hombre del pueblo”, dijo Arellano, quien espera que el Papa inspire al Congreso federal para que apruebe una reforma migratoria y termine con el sufrimiento de millones de familias.
Adriana Álvarez, una trabajadora de McDonald’s, también iba a Washington para saludar al Papa con un grupo.
Se trata de 12 “peregrinos” que le darían la bienvenida al Papa con un mensaje por la reforma migratoria y por un salario mínimo de $15 por hora.
“Es un privilegio y una oportunidad única en la vida poder darle la bienvenida al Papa y representar a los trabajadores de comida rápida y de bajos ingresos”, dijo Álvarez. “Si tengo la oportunidad de hablar con él, voy a agradecerle por ser cómo es. Le diré lo duro que es ser una madre soltera que trabaja para McDonald’s, y lo duro que es pagar la renta, el cuidado infantil, criar a un niño y sobrevivir”, dijo.
Un mensaje similar lo llevan María Elena Orozco, Jessica de la O, Genoveva Ramírez, Alejandra Cabrera, Rosi Carrasco y Reyna Wences, un grupo de madres de Chicago, quienes se unieron a un contingente de 100 mujeres de todos Estados Unidos en
una caminata de 100 millas
para pedirle a Francisco por los inmigrantes.
El mensaje de las mujeres y madres es que el Papa abogue por los derechos fundamentales de los inmigrantes, contra lo que describieron como el trato inhumano en los centros de detención, y por un alto a las deportaciones.
Alejandra Cabrera dijo marchaba porque le inspiraron “las palabras del Papa de que todos los inmigrantes deben vivir y ser tratados con dignidad”.
Orozco, quien viaja con su hija Jocelyn Ramírez, de 4 años, dijo que “(una caminata de) cien millas obviamente es pesada, pero comparado con los trabajos pesados que algunos tenemos y que los indocumentados en ocasiones laboran jornadas de ocho a diez horas diaria, ganando el sueldo mínimo, esto no es nada”.
Antes de la visita del papa Francisco, en una entrevista por video, Valerie Herrera, una estudiante de la secundaria Cristo Rey en Pilsen,
lloró al contarle al Papa
que era víctima de abuso debido a una rara enfermedad de la piel, y le contó que encontró refugio en la música.
El Papa le respondió que quería escucharla cantar.
La joven, de 17 años, cantó en español la canción “Por ti María”, y el papa Francisco le sonrió y le dio las gracias.
La visita del Papa a EEUU será del 22 al 27 de septiembre.
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