WASHINGTON
– Los hispanos dieron el jueves una calurosa bienvenida al papa Francisco en su primera jornada de visita oficial en Estados Unidos, un día que tomaron como festivo para poder ver al pontífice en su recorrido con el popular papamóvil por el centro de Washington.
Decenas de miles de personas esperaron durante horas en el National Mall, la gran explanada del centro de Washington, para poder ver al Papa en un área vallada y protegida con medidas de seguridad propias de un control aeroportuario.
La gran mayoría de ellos eran hispanos y el español fue la lengua predominante durante la jornada, tanto en las filas para entrar como en los cánticos con los que se amenizó la espera.
Algunos incluso acamparon por la noche a las puertas de los cuatro controles de seguridad que daban acceso al recinto, situado entre la Casa Blanca y el obelisco del monumento a George Washington.
Sin embargo, incluso los que llegaron a las 9:00 a.m. hora local, cinco horas después de la apertura, pudieron garantizarse un buen lugar para ver al Papa y tomarle fotos.
El comentario general entre los asistentes era que tener un buen lugar había sido mucho más fácil de lo esperado y que, aunque había mucha gente, podría haber habido más.
Se esperaban unas 200,000 personas, y a falta de cifras oficiales, lo que sí pudo comprobarse es que las amplias aceras quedaron repletas, pero sobraba mucho espacio en los jardines del recinto.
“¡Viva el Papa!” fue el grito con el que se recibió al pontífice en Constitution Ave., en donde se vivieron unos minutos de gran emoción cuando el Papa saludó desde su papamóvil, que en esta ocasión fue un Jeep Wrangler.
El vehículo, por supuesto blanco, tiene un techo de cristal pero está abierto en sus laterales, lo que permitió al papa durante su recorrido por Washington bendecir a un bebé que le acercó un agente de seguridad.
Otro de los momentos más entrañables del recorrido fue cuando Sophie Cruz, una niña indígena hispana, logró saltar la valla con ayuda de su padre y un agente la llevó hasta el Papa, a quien entregó una carta en la que le piden que interceda por los inmigrantes.
El papa Francisco comenzó su recorrido quince minutos después de lo previsto, a las 11:15 a.m. hora local, tras una ceremonia oficial en la Casa Blanca y una reunión con el presidente, Barack Obama.
El papa recorrió 17 St., para pasar después por el tramo de Constitution Ave., que va desde ese punto a 15th St., en donde terminó su saludo a los ciudadanos y partió en su pequeño Fiat 500L a la Catedral de San Mateo para hablar ante centenares de obispos de Estados Unidos.
A pesar de que no vieron al Papa más de unos segundos, los asistentes se mostraron satisfechos por haber sido testigos de un momento histórico, ya que ese recorrido era la única oportunidad de ver a Francisco para la gran mayoría de los ciudadanos.
Emilio Luna, un salvadoreño que vive en Washington, pidió permiso en el trabajo para ver a su tercer Papa: “Es lo más cercano a ver a Jesús”, dijo.
Tampoco era la primera vez para Guillermo Castro y Ligia Fatjó, quienes viajaron desde Costa Rica para visitar a su hija Patricia ybaprovechar que el Papa visita esa ciudad.
Este matrimonio ya vio a Benedicto XVI también en Washington y a Juan Pablo II en Costa Rica. “Este papa es muy especial, tiene un carisma, sencillez y humildad tremendos”, contó Guillermo.
La mayoría de los entrevistados aseguraron que habrían acudido a ver a este o a cualquier otro papa, pero algunos no dudaron en dejar claro que sólo lo han hecho porque admiran a Francisco.
Es el caso de Stephanie Padilla-Burton, de origen puertorriqueño, quien viajó con su hija desde Virginia para ser testigo de la presencia de su papa favorito.
“Él es mucho más acorde con los asuntos de hoy en día. Por ejemplo, no condena el matrimonio homosexual”, comentó Padilla-Burton.
Bob Welsh, un católico de origen irlandés quien vive en Greenbelt (Maryland), esperó desde primera hora con su familia. Sus hijos no paraban de repetir: “Este Papa es realmente genial”.
Los sondeos previos a la visita del Papa señalaban que el pontífice es muy popular entre los católicos de Estados Unidos y que también despierta interés entre otros grupos.
Desde la primera visita de un Papa a Estados Unidos, Pablo VI en 1965, el crecimiento de la población católica en Estados Unidos se ha debido en un 70% a la inmigración hispana.
El año pasado había en el país 76.7 millones de católicos, de los cuales 29.7 millones son hispanos, según la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
El empuje de los latinos se hizo sentir el jueves en el caluroso recibimiento que dieron al papa Francisco, muy especial para esta comunidad al ser el primer santo padre latinoamericano.
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