CHICAGO – James Foley disfrutó los recorridos por el barrio de Pilsen para admirar y tomar fotos de sus murales. Lo que probablemente nunca imaginó es que tendría uno “tan grande como él” en el que sus amigos quisieron reflejar “su espíritu”, amor por la vida, por la libertad, por el ser humano y la naturaleza.
El mural dedicado al corresponsal de guerra -y aliado del movimiento pro inmigrantes- se ubica en el corazón del barrio mexicoamericano, en el que Foley vivió hasta antes de partir a Siria, donde fue capturado y retenido 20 meses, hasta que apareció el video de su asesinato en agosto. El periodista de 40 años fue decapitado por el grupo yihadista Estado Islámico.
La silueta de “Jimy”, como lo llaman sus amigos cercanos, fue plasmada en un muro de 20 pies de ancho por 30 de alto en la intersección de las calles 18th y Bishop como “un regalo” a sus contribuciones y con la intención de que las nuevas generaciones que caminen frente a esa pared “recuerden que ese reportero de Siria era de Pilsen, vivía con la gente de aquí”, mencionó su amiga Suree Towfighnia.
Los amigos del periodista prefieren no hablar de las circunstancias de su muerte. Pintar el mural fue para ellos una oportunidad de mitigar el dolor de su pérdida “de una manera positiva, a través del arte”, agregó Towfighnia, y dijo que la pieza es una colaboración que involucra a muchos que lo conocieron, “pasan por aquí, lo recuerdan, cuentan sus historias y pintan”, añadió.
La foto “El reportero”, tomada por la fotógrafa Nicole Tung, el 5 de noviembre de 2012, es la imagen que quedó plasmada en el mural de Pilsen.
Tung dice que “Jim” y ella iban caminando por la ciudad de Aleppo
, considerada corazón de Siria, cuando le tomó la foto al periodista, dos semanas antes de que él fuera capturado.
“Nos encontramos con ese pequeño y hermoso portal y pudimos admirar que una vez (la estructura) fue algo realmente increíble, con techos abovedados y tragaluces pequeños en las cúpulas para dejar pasar la luz. Jim simplemente se sentó para asimilarlo”.
El día que Foley desapareció, se suponía que debía reunirse con Tung en la frontera con Turquía.
Los dos habían pasado seis meses juntos viajando por Siria, relatando las historias de la gente de Aleppo. Él como camarógrafo, ella como fotógrafa. En algún momento se separaron, y pretendían reunirse para el Día de Acción de Gracias de 2012. Tung dijo que sabía que algo andaba mal cuando él no llegó y no respondió más sus llamadas.
Al recordar lo que vivió junto a él, Rosy ‘Campanita’ Torres, la mejor amiga de Foley, no puede evitar llorar. Comían nopales los fines de semana, pasaban horas y horas hablando de arte, música, poesía. Juntos celebraron el regreso del periodista al barrio, después de un cautiverio de 44 días en Libia, en 2011.
El semblante de Torres cambia cuando recuerda lo mucho que la hacía reír Foley -colaborador de ‘The Atlantic’ y de ‘USA Today’- a quien bautizó como Jimy.
“Cuando regresó de Libia llegó aquí a la comunidad, (a la plaza de) ‘la aguilita’, y salió al barrio”, recuerda Torres con entusiasmo.
Salieron para verlo, “la gente que lo conocía y los que no lo conocían también salieron. Esa tarde sacamos los tambores (para festejarlo) y él salió bien humilde, venía de una experiencia que le cambió la vida y regresó con más amor y atención al pueblo. Sonriente se subió a mi motito para celebrar su existencia y la existencia de todos, y dijo ‘no me importa verme ridículo'” en una moto tan pequeña siendo él tan alto, recuerda Torres.
A su regreso de Libia, Jimy abrió su corazón, mostró sus sentimientos y lo hizo “con todo el respeto y amor a la gente, a la creación, a la vida, a la naturaleza”, añade Torres.
Y destacó que Foley apoyó fuertemente el movimiento pro inmigrante, salió a las calles a marchar al lado de miles en Chicago a favor de una reforma migratoria. “Quiero que mi pueblo sepa que era una persona sin color, sin edad, siempre disponible a hacer los cambios” a beneficio de la comunidad, dijo.
Foley hablaba español -viajó a Centroamérica, Cuba y España, entre otros países de habla hispana- y se detenía a conversar con la gente en todo momento, en todos lugares; le gustaba escuchar historias, mencionó Towfighnia.
El reportero fue maestro de un programa de “Boot Camp” en la cárcel del Condado de Cook y sus amigos lo describen como compasivo, alguien interesado en ayudar a los más necesitados, según
. Y ese compromiso, dicen, es lo que lo llevó a cubrir conflictos en las zonas más peligrosas del mundo.
Estaba muy consciente de los peligros en la cobertura
de conflictos extranjeros, dijeron. Dos semanas después que Foley fue liberado en Libia, ofreció una conferencia a estudiantes de la Universidad Northwestern, en donde obtuvo una maestria de la Medill School of Journalism, y les habló de su experiencia.
Muchos de sus familiares, amigos y colegas cuestionaron su decisión de volver al extranjero tan sólo unos meses más tarde para seguir cubriendo conflictos extranjeros.
“Sentía que era su trabajo, que era su pasión”, comentó a la prensa John Foley, su padre.
Varios de sus antiguos profesores de Northwestern dicen que su compromiso con la cobertura periodística era muy fuerte.
“Jim estaba dispuesto a ir a lugares y hacer cosas que la mayoría no haría, incluyéndome a mí”, comentó a ABC 7, Stephen Garnett, profesor de Northwestern.
El miércoles, el presidente Barack Obama aseguró que Estados Unidos “seguirá logrando avances” en su campaña de ataques aéreos contra el Estado Islámico (EI), mientras su gobierno reflexiona sobre la petición de Turquía de crear una zona neutral en la frontera de ese país con Siria para proteger a los desplazados.
Respecto a los yihadistas, Obama afirmó que hay “un consenso generalizado, no solo en la región” afectada “sino entre las naciones del mundo, de que el EI es una amenaza para la paz, la seguridad y el orden mundial”.
Los yihadistas del EI, que han tomado parte del territorio en Siria e Irak, asesinaron a los periodistas estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, y a los cooperantes británicos David Haines y Alan Henning, y mantienen capturados al periodista británico John Cantlie, y a Peter Kassig, un asistente humanitario estadounidense que fue amenazado con ser el próximo rehén ejecutado.
Kassig, de 26 años, lleva un año desaparecido en Siria. Hace unos días sus padres Ed y Paula Kassig grabaron un video en el que relataron la vocación de su hijo por ayudar a los refugiados sirios y piden clemencia a sus captores para que le liberen.
Con música, poesía, recuerdos y muchos amigos se dedicaría el mural a Foley, el lunes.
Foley vivía en la casa de Rubén Cruz hasta antes de partir a Siria. El artista y amigo recuerda las horas y horas que pasaron en los techos de edificios del barrio hablando de poesía y tocando música, “era como un hermano”, dice Cruz sonriente, y agrega que Jimy lograba sacarlo de su personalidad extrovertida.
Cruz cuenta que el periodista “pertenecía a Pilsen, siempre estuvo aquí”, aún cuando Pilsen era considerado como un barrio malo, “él estaba aquí, con la gente”, dijo. “Es por eso que no se me hace difícil comprender el porqué él estaba allá, en esos países de guerra”.
Otra amiga que dice que no lo olvidará es Zorayda Ortiz. Antes que Jimy partiera la última vez hicieron un recorrido para admirar los murales del barrio, contó. “Era muy divertido, amoroso, muy artístico, un maravilloso ser humano. Disfruté su presencia”, indicó.
Torres dice que Jimy les dejó a sus amigos mucho trabajo “para mejorar el mundo”, que les dejó la responsabilidad de luchar por la libertad de los demás. “El nos decía ‘yo soy responsable de tu libertad y tu eres responsable de la mía'”.
En el mural destaca la frase “Somos responsables de la libertad de todos”, que según sus amigos, refleja la personalidad de Jimy, siempre preocupado por sus semejantes, hacía obras de caridad, y apoyaba las causas de los más desprotegidos.
“Quisimos mantener ese mensaje en su honor”, indicó Towfighnia, “porque fue lo que nos enseñó”.
“Es nuestro homenaje a un hermano, a un ser humano lleno de amor y paz, quien creía en esa frase que ahora vive en nosotros; es un poema que está en las puertas de Naciones Unidas, y ahora también está en la puerta donde está viviendo el espíritu de nuestro amigo, muy cerca de nosotros”, mencionó Towfighnia.
Y dijo que esperaba que ese mural permanezca en el barrio por muchos años, por décadas para que cuando la gente pase por ahí recuerde que “ese reportero de Siria era de Pilsen, vivía con la gente de aquí. Ese es el espíritu que quisimos plasmar en esa pared que es muy grande, tan grande como era nuestro amigo”, indicó Towfighnia.
Este 18 de octubre James Foley, originario de New Hampshire cumpliría 41 años.