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El incremento al salario mínimo podría hacer crecer la economía. BRIAN CASSELLA/CHICAGO TRIBUNE
Brian Cassella / Chicago Tribune
El incremento al salario mínimo podría hacer crecer la economía. BRIAN CASSELLA/CHICAGO TRIBUNE
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CHICAGO – Aún no abre la nueva sucursal para vender paletas y Nivram Espinosa teme tener que cerrarla pronto, pues el aumento al salario mínimo en Chicago incrementará drásticamente los costos de producción, considera esta microempresaria.

Espinosa dice que de haber sabido que el salario mínimo aumentaría a $13 por hora en la ciudad, no hubiera planeado abrir su quinta sucursal de La Michoacana, la cual inaugurará en una semana en el noroeste de Chicago.

La medida aprobada por el Concejo Municipal y que entrará en vigencia en julio de 2015 con un aumento escalonado hasta 2019, “afecta bastante a las pequeñas y grandes empresas”, comentó Espinosa. “Creo que es una medida que no fue pensada” por los concejales, agregó.

Los trabajadores en Chicago verán su primer aumento en julio, cuando la tarifa aumente a $10 la hora en comparación con los $8.25 actuales. Después aumentará 50 centavos en julio de 2016 y otros 50 en julio de 2017. Luego, en julio de 2018, aumentará 1 dólar y lo mismo en julio de 2019.

Entre los pocos concejales que se opusieron a la medida estuvo la concejal Mary O’Connor (D-41), quien es dueña de un negocio de comida, teme que el aumento afecte las ganancias de los negocios, reduzca el empleo en la ciudad y dañe las ventas e ingresos por impuestos a la propiedad.

O’Connor mencionó que en distritos como el suyo, que colinda con varios suburbios, “los negocios buscarán reubicarse en otro sitio”.

Espinosa coincide, “nos vamos a ver forzados a cerrar nuestras localidades en Chicago, y estando tan cerca de Cicero la gente se va a venir a comprar a los suburbios”, mencionó la propietaria de tres franquicias de La Michoacana en Cicero, una en Chicago y una más a punto de inaugurar en Diversey Ave.

Y considera que “la mano de obra se nos va a dificultar porque la gente se va a ir para Chicago a buscar trabajo para ganar más”.

Mientras su clientela entra y sale de su establecimiento del 3032 S. Cicero Ave., Espinosa explica que el alza subirá el costo de sus productos porque sus proveedores de materia prima están en Chicago, “ellos van a subir salarios mínimos y nosotros vamos a comprar más cara la cebolla, el plátano, las fresas… ¡todo!. El consumidor será el más afectado”, auguró.

Otra razón para cerrar sus sucursales en Chicago es la competencia de vendedores ambulantes. “Ellos venden muchos de los productos que yo tengo, y no pagan impuestos, ni empleados; tienen la facilidad de ofrecer mejores precios en productos como elotes, chicharrones, paletas, nieves y raspados”, y mencionó que en suburbios como Cicero no tienen ese problema porque allá no hay ambulantes.

Y es que cada uno de sus establecimientos tiene en promedio cinco empleados que trabajan unas ocho horas al día, cinco días a la semana y ganan el salario mínimo; de tal manera que aumentará a sus costos en unos $240 al día por cada establecimiento.

Espinosa contó que fue dueña de una franquicia de McDonald’s, y que el alza le afecta individualmente a cada dueño porque son independientes. “No le afecta a la gran compañía, como se piensa”, mencionó.

Los concejales tomaron una decisión sin estudiarla, dijo la microempresaria, quien considera que debieron tomar más en cuenta al dueño de negocio antes de aprobar un “incremento tan exorbitante”.

Ahora “vamos a buscar la manera de sobrevivir, ya no de hacer dinero”, añadió Espinosa.

Para Andrew Sund, presidente de Saint Augustine College, el aumento al salario mínimo tiene aspectos positivos y negativos.

“El positivo sería para los empleados que van a tener sueldos que les van a permitir tener una vida mejor, adquirir más productos, lo cual es bueno para la economía”, dice Sund.

Pero por otro lado, hay empresas que se verán afectadas porque los costos de su operación subirían y eso puede tener un impacto en sus productos, los venderán más caros “y eso puede traer una tendencia inflacionaria, pero ese es el balance que se da en estas situaciones”, agregó.

El analista explicó que el poder adquisitivo no sería tan grande, pues para 2019, con $13 la hora “no se va a poder comprar tanto como ahora”.

Sund también indicó que las microempresas se verán más afectadas que las macro; pues en los pequeños negocios la mayor parte de sus gastos se designa a salarios; “en cambio, las grandes empresas tienen márgenes de ganancia y reservas tan grandes que pueden darse el lujo de subir los salarios y no subir los precios inmediatamente, el aumento al salario no tiene mucho impacto para ellas”.

El concejal Ricardo Muñoz (D-22), cuyo distrito colinda con Cicero, argumentó que él representa una comunidad de gente trabajadora que necesita ese aumento, en vista que ni el salario mínimo federal ni el estatal son suficientes para mantener a una familia. “Sube la renta, el mandado, el agua, el gas… tenemos que aumentar el salario para que la gente pueda mantener a su familia”, indicó el concejal.

Y dijo que los negocios no se van a ir del barrio.

“Los pequeños negocios de La Villita están aquí porque aquí está la gente, no se van a ir. Si las familias ganan más van a gastar más en la economía local”.

Antonio Zurita, propietario de Cemitas Zurita, en La Villita, dijo que la idea de incrementar el salario le agrada porque le parece justo. Mencionó que el salario actual no es suficiente para solventar los gastos de algunas familias ni para las madres solteras.

Zurita contó que su negocio no se verá afectado en gran medida porque sus empleados ganan $11 por hora, más del salario mínimo. El restaurantero comentó que sin duda el precio de la comida subirá de precio, y que “es inverosímil” plantearse cambiar su negocio fuera de Chicago, “uno o dos dólares que se le aumente al empleado no significa mucho. No cambiaría un negocio que ya está acreditado. Aquí tengo bastantes años, aquí resido, aquí la gente me conoce. No me iría a otro lado”, dijo.

Para trabajadores como Flor Aguilar, de 39 años, quien vive y trabaja en Chicago, “no es suficiente”; considera que “$13 por hora representa un ingreso extra porque las cosas están muy caras y el salario mínimo no alcanza”.

Aguilar, quien tiene un hijo de 12 años, cree que “$15 por hora sería súper bueno para poder subsidiar tantos gastos”.

Lo mismo opina Norberto Cervantez, de 27 años, también vive y trabaja en Chicago, dice que el aumento “no va a ser de gran ayuda, primero porque si aumentan el salario, van a aumentar todo. Va a seguir siendo lo mismo. Creo que los únicos que se van a beneficiar son los ricos porque van a subir el precio de lo que ya tienen almacenado y los únicos fregados, de alguna manera, vamos a seguir siendo nosotros, porque vamos a pagar más”.

“Mi punto de vista es que simplemente va a ser lo mismo porque al subir el sueldo suben las cosas. Así de sencillo. Si la renta o las cosas se quedarán en ese precio y uno ganara $10 o $13 por hora sería perfectísimo, pero sabemos que eso no va a pasar”, añadió Cervantez, residente del sur de Chicago, cuya madre y hermana, dependen de él.

Sund, el presidente de St. Augustine, calcula que todos los salarios subirían.

El aumento crearía una presión para que todos los salarios suban, indicó Sund, “es un empuje a la economía total, que cuando una economía está lista lo absorbe bien y mejora y crece aún más porque todo mundo tiene más capacidad de adquirir”. Sin embargo, “si la economía no está bien planteada, si sus fundamentos en términos de comercio o manufactura no están bien, puede traer influencia inflacionaria, suben los precios y la gente en realidad no tiene para comprar”.

Quien también se opone al aumento al salario mínimo es la Asociación de Restaurantes de Illinois, la Asociación de Vendedores al Menudeo, la Cámara de Comercio de Chicago y la Asociación de Hoteles y Alojamiento de Illinois.

-Jaime J. Reyes, Roger Morales y Marina Linares contribuyeron a este artículo