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WASHINGTON/EFE

“Irene” se alejó el lunes de EEUU degradado a tormenta tras dejar más de una veintena de muertos y unos daños económicos que aún son evaluados por las autoridades y que inicialmente se cifran entre mil y 4 mil millones de dólares.

“Llevará tiempo recuperarse de una tormenta de esta magnitud. Los efectos se sienten todavía en buena parte del país”, reconoció el presidente estadounidense, Barack Obama, en una comparecencia ante los medios en la Casa Blanca.

Obama aseguró que la agencia federal encargada de la respuesta a los desastres naturales (FEMA) aportará toda la ayuda necesaria a los afectados por “Irene”.

La cifra de muertos fluctúa entre 21 y 27, según los distintos medios.

En nueve estados del país, Connecticut, Florida, Maryland, Nueva Jersey, Nueva York, Carolina del Norte, Virginia, Pennsylvania y Vermont, ha habido fallecimientos a causa de “Irene”, la mayoría por caídas de árboles a consecuencia de los fuertes vientos y por las inundaciones, de acuerdo con las autoridades.

En Vermont, en la frontera con Canadá, todavía el lunes se han producido algunas inundaciones y una mujer joven que fue arrastrada por un río en la localidad de Wilmington ha sido una de las últimas víctimas mortales.

Carolina del Norte, donde “Irene” tocó tierra el sábado como un huracán de categoría 1 en la escala de Saffir-Simpson, de un máximo de cinco, ha sido el estado más golpeado, con al menos seis muertos.

A medida que iba avanzando por la costa este “Irene” se fue debilitando, pasó como tormenta tropical por Nueva York y la noche del domingo perdió sus características tropicales en la frontera con Canadá, según el último reporte del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU, con sede en Miami.

Los remanentes de la tormenta “Irene” se desplazaban a las 15.00 GMT del lunes por el este de Québec (Canadá) a 56 kilómetros por hora, tras causar “amplias inundaciones en secciones del noreste de EEUU”, señaló el CNH.

Según una primera evaluación, los daños económicos ocasionados por “Irene” en EEUU pueden situarse entre los mil y los 4 mil millones de dólares, aunque algunos consultores privados elevan esa cifra hasta los 10 mil millones.

Los trabajos de rehabilitación de las áreas dañadas y de asistencia a los afectados se prolongarán durante semanas. Una de las primeras tareas está siendo devolver la electricidad a los casi cuatro millones de hogares que se quedaron sin ella.

Aunque a primera hora de este lunes seguían las cancelaciones en los aeropuertos de ciudades como Boston y Filadelfia, las principales aerolíneas realizaron los vuelos previstos y otros adicionales para ubicar a la gente que no pudo viajar durante el fin de semana.

Los trenes del metro neoyorquino también comenzaron a operar a las 06.00 de la mañana de este lunes, después de que el sábado a mediodía se interrumpiera por completo su servicio y el de los autobuses y ferrocarriles como medida preventiva ante la llegada del “Irene”, una decisión sin precedentes en la Gran Manzana.

“Irene”, el primer huracán de la actual temporada de ciclones en el Atlántico, recorrió el Caribe la semana pasada y dejó varios muertos en Puerto Rico, Haití y la República Dominicana, para azotar después a Bahamas como un poderoso sistema de categoría 3 antes de llegar a EEUU.

La peor tragedia reciente causada por un huracán en EEUU se remonta a agosto de 2005, cuando “Katrina” anegó Nueva Orleans.

En ese desastre murieron unas mil 800 personas, 180 mil casas y edificios quedaron destruidos, y se registraron daños valorados en más de 75 mil millones de dólares.

La duodécima depresión tropical de la temporada de huracanes en la cuenca atlántica se formó hoy al sur del archipiélago africano de Cabo Verde y “podría convertirse en tormenta tropical esta noche”, indicó el CNH.

La depresión tropical estaba localizada a las 15.00 GMT del lunes a 650 kilómetros al sur-suroeste del extremo sur de Cabo Verde, en el lejano este del Atlántico, con vientos máximos sostenidos de 55 kilómetros por hora.

Por otro lado, el CNH anotó que la tormenta tropical “José” se disipó al sur de Halifax, en Nueva Escocia, y “sus remanentes se desplazan hacia el norte-noreste” por aguas del norte del Atlántico.