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Un arma más para luchar en contra de la violencia pandilleril y el grafito podría llegar muy pronto a la ciudad de Baldwin Park.

Y es que los miembro del Concejo estudian actualmente la posibilidad de implementar una orden de restricción que limitaría la congregación de estos grupos en algunas calles de la ciudad, impondría un toque de queda y prohibiría la posesión materiales para pintar grafiti y hacer las señas que los caracteriza en la vía pública.

Esta acción en contra de las pandillas es la respuesta que han tomado los concejales de esta ciudad al enterarse que el Departamento del Sheriff y fiscales del estado están buscando imponer restricciones legales en contra de los pandilleros en las comunidades de Bassett, City of Industry, La Puente, Velinda y West Covina.

“Un hecho es que nuestra comunidad merece una calidad de vida mejor y la restricción sería una herramienta más para las autoridades,” dijo el alcalde Manuel Lozano. “Otras ciudades alrededor [de Baldwin Park] también están estudiando restricciones y, si nosotros no actuamos al respecto, esas pandillas podría ser acorraladas a nuestra ciudad”.

“Por el momento le hemos pedido al Departamento de Policía de Baldwin Park (BPPD) que elabore todo un estudio que exponga el proceso para la restricción, cómo le ayudaría a la Policía a disminuir el crimen, cuántos pandilleros se verían afectados, y varios otros pros y contras”, agregó.

Según reportes del BPPD, en esta ciudad de aproximadamente 79,000 habitantes, existen unos 1,500 pandilleros. Entre las pandillas más activas se encuentran los East Side Bolen Parque, North Side Bolen Parque y KHA. A menudo, estos pandilleros tienen confrontaciones menores con bandas de grafito que después terminan uniéndose a ellos, o formando sus propias pandillas para defenderse, según las autoridades.

“Por ahora, las autoridades tienen como tarea identificar a cada uno de los pandilleros de la ciudad, capturar el número de pandilleros que están activos y [averiguar] qué tipo de crímenes cometen, ya que de esos resultados se sabría si la ciudad procede con la restricción”, indicó Lili Hadsel, jefa de BPPD.

“Pero asegurar que la restricción va a disminuir el crimen en la ciudad sería prematuro”, prosiguió ella. “En sí, el Departamento no tomaría esta decisión como su único enfoque contra el crimen sino como una ayuda aparte de otros recursos”.

De acuerdo con a la jefa, los crímenes violentos como los homicidios, robos, asaltos y violación sexual disminuyeron en un 9% en el 2010 en comparación con el 2009. Sin embargo, en enero y febrero este año, Baldwin Park vivió la violencia pandilleril con dos balaceras y un ataque con puñal.

Mientras la Ciudad estudia la restricción legal, organizaciones locales a favor de los derechos humanos opinan que estas medidas no son la forma correcta de luchar contra las pandillas.

¿Arma de doble filo?

“Muchas ciudades están implementando las restricciones, pero éstas pueden ser armas de doble filo. Por un lado pueden ayudar, pero por otro la Policía puede detener a cualquier persona sólo porque se viste [con ropa] floja, está rapado o tiene aspecto de pandillero”, dijo Alejandro Alvardo, coordinador de programas de Homies Unidos. “Para que disminuyan los crímenes relacionados con las pandillas, se necesita prevenir que los niños se hagan pandilleros con el acceso a programas educativos”, afirmó.

Para responder la preocupación de Alvardo, la concejal Mónica García dijo que el Concejo tomará en cuenta la opinión de la comunidad en juntas públicas que se realizarán en el futuro y tomarán medidas de precaución para que no exista ningún abuso policial.

“No queremos que los residentes resulten ser el blanco de abusos. Esta medida va dirigida a los pandilleros que representan un problema para la comunidad”, manifestó García.

Por su parte, la concejal Marlene García justificó la restricción como un medida que los mismos residentes piden.

“Es frustrante ver cómo la comunidad pregunta por qué no hay una restricción y no tener respuesta para ellos, pero los motivamos a salir a las calles, a visitar los centros de comprar y consumir como si las calles estuvieran muy seguras cuando no lo están”, dijo García. “No podemos dejar que los pandillero saquen sus armas, vendan drogas e intimiden a la comunidad”.

Foto de Selene Rivera