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Un hombre porta un cartel que dice: "Yo soy Charlie, no olvidemos a las víctimas de Boko Haram", frente a la embajada francesa de Abidjan. SIA KAMBOU/AFP GETTY
SIA KAMBOU / AFP/Getty Images
Un hombre porta un cartel que dice: “Yo soy Charlie, no olvidemos a las víctimas de Boko Haram”, frente a la embajada francesa de Abidjan. SIA KAMBOU/AFP GETTY
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PARIS –

La reacción suscitada en los países occidentales por el ataque contra la revista Charlie Hebdo contrasta con la indiferencia en la que los islamistas de Boko Haram perpetraron una masacre sin precedente en Nigeria, una “indignación selectiva” que causa molestia e ironía.

En seis años de insurrección, los terroristas de Boko Haram han realizado la ofensiva más destructora en la ciudad nigeriana de Baga (noreste), desde inicios de enero.

Aunque el balance preciso de esos ataques aún se desconoce, los muertos se contarían por centenares, tal vez miles, y el jefe de la diplomacia estadounidense John Kerry habla de “crímenes contra la humanidad”.

Muchos comentaristas se asombran de la débil reacción internacional a las masacres de Boko Haram, cuando el ataque yihadista contra Charlie Hebdo y los hechos posteriores en París, que causaron la muerte de 17 personas, estuvieron en primera plana más de una semana, con enormes manifestaciones y una indignación generalizada.

Luego del #JesuisCharlie enviado por tweet por millones, una consigna que quiere hacerle competencia apareció esta semana en las redes sociales: #JesuisNigeria.

Bajo esta bandera, miles de personas difunden caricaturas que critican la indiferencia internacional ante las miles de víctimas de Boko Haram.

La jefe de la diplomacia europea, Federica Mogherini, reconoció que es “hipócrita” no relacionar a los yihadistas de Boko Haram y los que atacaron en París.

Nigeria ya causó una fuerte alteración internacional. En abril pasado, el secuestro por el grupo armado de centenares de jovencitas estudiantes provocó una movilización inédita, desde el papa Francisco a la primera dama estadounidense Michelle Obama, pasando por todas las buenas conciencias de la farándula con el lema #Bringbackourgirls.

Pero el movimiento se debilitó y sin gran sorpresa no cambió en nada el destino de las jovencitas, que siguen cautivas.

Después, el número de nuevos secuestrados sobrepasó ampliamente el drama de Chibok. El grupo islamista amplió su dominio en el noreste de Nigeria, golpeando hasta el vecino Camerún.

El atentado contra Charlie afectó a toda Francia, y a toda Europa, en medio de la expresión de sus valores, y también de sus neurosis contemporáneas sobre el islam, la inmigración o la laicidad.

El silencio a propósito de Boko Haram es antes que todo nigeriano, subrayan los observadores en Lagos. El presidente Goodluck Jonathan emitió un comunicado que condena los ataques parisinos, pero hasta ahora ha guardado silencio sobre los acontecimientos sangrientos en el noreste de su país.

En plena campaña electoral para la presidencial de mediados de febrero, viajó el jueves por primera desde hace dos años a hacer una visita sorpresa a Maiduguri (noreste), bastión de Boko Haram.

El ejército nigeriano se limitó, como es su costumbre, a restar importancia a las últimas masacres perpetradas en esta zona, de muy difícil acceso y de donde las informaciones salen a cuentagotas.

“El gobierno del presidente saliente está más preocupado por su reelección que por la respuesta contra Boko Haram”, dijo a la radio RFI Marc-Antoine Pérouse de Montclos, un investigador del Instituto francés de geopolítica.

De manera más general, el sur de Nigeria, donde se concentra lo esencial de las riquezas del país y en especial las valiosas reservas petroleras, es ampliamente indiferente a los dramas que suceden en el lejano noreste.

Mientras los ataques siguen ocurriendo casi a diario en ese país de 178 millones de habitantes.

-Este artículo fue escrito por Taimaz Szirniks