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Mientras aprendía inglés en un colegio comunitario, una historia que usamos para entender modismos me impactó para siempre. Era la de un niño que capturó un pájaro cenzontle porque quería deleitarse con su hermoso canto. Una vez que lo atrapó, lo puso en una jaula y pudo al fin tener a su músico privado.

Al poner el enrejado junto a la ventana, notó que otro cenzontle revoloteaba fuera de la jaula, era la madre. El chico se extrañó pero pensó que ella sólo venía a visitarlo. El ave traía en su pico algunas yerbas y se las daba por entre las rejas al pajarillo dentro de la jaula. El niño quedó embelesado por tan tierno momento.

Al día siguiente el cenzontle amaneció en el piso de la jaula, muerto. El niño no sabía por qué. Él lloró a su pajarito y se preguntaba qué pudo haber sucedido. A los pocos días el niño contaba la historia a su papá, quien conversaba con un amigo de profesión ornitólogo y que estaba de visita.

El experto en aves le explicó de manera paternal al niño: “Cuando una madre cenzontle encuentra a su crío en un jaula, algunas veces le traerá bayas venenosas, ya que consideran que es mejor para su retoño el morir que vivir en cautiverio”. El niño comprendió el dolor de la madre y fue una dura lección sobre la importancia de la libertad.

Hoy más que nunca recuerdo este dramático relato al ver los reportes de cientos de madres encerradas con sus hijos en los centros de detención de Inmigración de EEUU. El gobierno empezó a detener a un gran número de madres inmigrantes y sus hijos en julio de 2014, como parte de lo que Jeh Johnson, Secretario de Seguridad Nacional, llamó una “estrategia de disuasión agresiva”, dirigido a quienes cruzan la frontera sin autorización, en su mayoría centroamericanos y algunos mexicanos. Muchos son solicitantes de asilo.

Según un reporte de Human Rights Watch, esta detención indefinida de las madres que solicitan asilo y los niños en EEUU les produce un trauma psicológico severo. En el reporte, las madres de más de 25 familias detenidas explican el trato, en ocasiones inhumano, que reciben. Entre ellas había algunas que fueron encerradas hasta 10 meses. Ellas describieron a Human Rights Watch su trauma, la depresión de su familia y, lo más grave, sus pensamientos suicidas.

El gobierno de Barack Obama tiene hasta el 24 de mayo para proponer un plan de respuesta a la resolución preliminar de un juez federal de que la detención de la familia viola un acuerdo vinculante sobre los derechos de los niños migrantes. Al mismo tiempo Human Rights Watch recomendó que las autoridades estadounidenses deben liberar de inmediato a las familias migrantes detenidas después de entrar en busca de asilo.

Expertos en el tema han acusado al gobierno de Obama de traumatizar a niños y a sus madres por encerrarlos durante casi un año y encima de todo esto los inmigrantes están aterrorizados de ser deportados a lugares donde podrían ser asesinados, violados o victimizados de alguna manera.

El Buró de Vigilancia de Inmigración y Aduanas (ICE), responsables de los centros de detención, anunciaron hace unos días que establecerían nuevos mecanismos de supervisión durante la detención de la familia. Dijeron que desecharían el argumento en los casos individuales de que se puede detener a las familias para disuadir a futuros migrantes y que también revisarían cada 60 días el estado de custodia de las familias detenidas más de tres meses. Esperemos que cumplan.

En este momento hay familiares y madres arrestadas protestando y haciendo huelgas de hambre para dar a conocer su situación desesperante. Cabe mencionar que abogados del Departamento de Justicia de EEUU, en lugar de hacer una defensa estrecha de las prácticas de estos centros de detención, han argumentado que los inmigrantes indocumentados detenidos no tienen derechos bajo la Primera Enmienda. La responsabilidad es directamente con el presidente Obama, quien de no hacer algo dejará un legado de falta de protección a mujeres y niños. Él lo sabe.

La detención de estas familias no sólo es costosa a la nación; también es cruel y hace daño a los más vulnerables. ¿Cuánto tiempo más el presidente Obama seguirá traumatizando a las madres y a los niños? ¿Cuánto tiempo más para que nuestros legisladores defiendan a estos seres humanos en la práctica y no solo con retórica?

Por último, una encuesta reciente de Public Opinion Strategies para Human Rights First encontró que el 62 por ciento de los votantes cree que el gobierno debe buscar alternativas a la detención para quienes buscan asilo.

Me gustaría añadir que estas alternativas pueden ser sorpresivamente más económicas y darían mejores resultados para asegurar que los solicitantes de asilo se presentan a sus audiencias. Como inmigrante y padre me duelen mucho estos reportes, sobretodo lo del trauma en los niños y los intentos de suicidio de las madres. Me gustaría que más gente nos solidaricemos con estos ‘cenzontles’ que sólo buscan la libertad de trabajar, la libertad de producir, la libertad de vivir.

-Javier Salas es exasesor del gobernador de Illinois, Síguelo en Twitter en @javiersalas