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Demonstrators chant slogans during a National Day of Action to #Fight4DAPA rally, Tuesday, May 19, 2015, in New York. The demonstrators are demanding the end of a lawsuit that blocks a program to protect from deportation, parents of U.S. citizens or permanent residents. (AP Photo/Mary Altaffer)
Mary Altaffer / AP
Demonstrators chant slogans during a National Day of Action to #Fight4DAPA rally, Tuesday, May 19, 2015, in New York. The demonstrators are demanding the end of a lawsuit that blocks a program to protect from deportation, parents of U.S. citizens or permanent residents. (AP Photo/Mary Altaffer)
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En noviembre de 2014 Barack Obama anunció que hasta 5 millones de indocumentados serían elegibles para ser protegidos de la deportación, incluyendo a los padres indocumentados de ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales, siempre y cuando cumplieran con ciertos criterios.

Para muchos, esta es una de las iniciativas clave de su Presidencia. El plan también implementaría una ampliación del programa DACA de 2012, que ha aplazado de manera temporal las deportaciones de más de 600,000 indocumentados que llegaron a EEUU cuando eran niños y que ha otorgado a la mayoría de ellos permisos de trabajo. Sin embargo, actualmente estos programas no viven su mejor momento.

Haciendo cuentas, entonces nos quedarían 7 millones de personas sin solución, sin opción. En otras palabras, en el acostumbrado limbo.

Pero el tema de hoy es dedicado a estos restantes 7 u 8 millones de indocumentados olvidados en el debate migratorio. Porque nadie habla de ellos, pero son ellos los que serán el motivo del debate migratorio en las próximas elecciones. La extensión del carísimo y confuso DACA no tiene para cuándo y DAPA (acción diferida para los padres) ni siquiera ha empezado.

Pienso que habrá pocos candidatos que en realidad utilicen estos temas -DACA y DAPA- como caballitos de batalla, porque es algo que hasta ahora se percibe como una derrota para Obama. Nuestra comunidad –los 7 millones olvidados, pensamos igual- aquí no hay victoria para nadie, ni para Obama, ni para los inmigrantes. Estas medidas sólo nos dividieron más y nos etiquetaron. La gente se siente herida, lastimada.

En otras palabras, los candidatos a la Presidencia de EEUU en 2016 saben que le hablarían a un universo muy pequeño si sólo se enfocan en eso. Hay que enfatizar que el plan del presidente Obama siempre ha sido una solución temporal y no protegerá a todos los indocumentados que viven en EEUU, incluidas las personas que posiblemente han vivido en el país durante décadas.

Lo que nos queda para el futuro es una sola cosa: Que se reforme el sistema migratorio por medio de la aprobación de una ley sustantiva, con elementos importantes como el camino a la ciudadanía para los que quieran, pero nunca integral. Esto no ha funcionado y es por algo. Y es aquí donde escucharemos diferentes propuestas y algunas de ellas sonarán como planes que se consideraron en el pasado.

Y es que los asesores de los candidatos son inteligentes y saben que ahora hay mucho enojo y frustración porque mucha gente necesita una solución migratoria que los incluya y no que divida, como las acciones de Obama. Los candidatos saben muy bien que los latinos que votamos estaremos muy pendientes de sus ideas y planes.

Por cierto ¿En dónde quedó lo último sobre una reforma migratoria? Nadie sabe y nadie supo. En Washington habría muchas vertientes por dónde empezar. Pero lo que vemos en nuestras comunidades es sólo desesperanza, frustración y sentimientos de tristeza, dolor y de resignación para muchos. Los inmigrantes que hace un lustro teníamos sueños de que se lograra una reforma migratoria, ya no son los mismos. No olvidan, pero han cambiado y algunos están en “hold”.

Obama y sus cómplices en el Congreso solo impulsarán a nivel nacional DACA y DAPA en los próximos meses porque es lo único que lograron. Tengo la impresión de que con la acción ejecutiva, Obama se convirtió en un mago que dijo “Abra-daca-bra” (o abra-dapa-bra) y desapareció a los 7 millones restantes de inmigrantes. Obama y sus asesores tal vez pensaron que de repente ya no existimos, ya no hay problema, ya nadie se acordará.

Y así aunque pasen las semanas, los meses y los años con que no los mencionemos o si cerramos los ojos, el monstruo se va a ir, no existe el problema. Ese es ahora mi sentir, esa es mi percepción de lo que quiso hacer el ex senador de Illinois. Pero se de viva voz, de mi comunidad que ese no es el caso, estamos fuera pero no estamos muertos, de hecho estamos más vivos que nunca y los candidatos, los asesores y los congresistas regresaran al principio, al inicio, lo que he mencionado una y otra vez. A comenzar otra vez.

Por último, me entristece el silencio de políticos y los líderes comunitarios que sólo ven y hacen esfuerzos por DACA y DAPA. Es conveniente para ellos, supongo. Hasta ahora, el grupo de 7 millones de indocumentados no tienen quién los defienda o abogue por ellos. Un claro ejemplo fueron las protestas recientes en Nueva Orleans, donde ni siquiera mencionaron a “Los olvidados” ¿Para qué? Ellos ya no importan. De momento son un recurso inútil, o por lo menos hasta mediados de 2016, cuando Jeb Bush y Hillary Clinton empiecen a cortejar a nuestra comunidad. No los olvidemos.

-Javier Salas es exasesor del gobernador de Illinois. Síguelo en Twitter @javiersalas