Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Tal vez esta sea la última columna que escribo por algunos años. Empieza un nuevo ciclo en mi vida. Me gustaría decirles hacia dónde girará el volante de este servidor, pero quiero aprovechar y compartir de pasadita algunas anécdotas de mi vida, por lo menos aquellas que me han formado el carácter y me han dado fuerza para seguir adelante siempre.

Ningún principio es fácil y cuando miro hacia atrás, por los caminos que he andado y lugares en los que he trabajado desde que llegué a Chicago, me gusta pensar que soy un caso de éxito de un inmigrante que salió un día de la Ciudad de México con algunos dólares, una estampa de la Virgen Morena y sueños de aprender suficiente inglés para terminar la carrera de periodismo, o por lo menos para “agarrarme” una novia gringa algún día.

No he terminado de aprender inglés, pero la novia gringa si llegó y no la termino de entender. Ahora es mi esposa y somos cuatro de familia. Lo mejor que me ha pasado en la vida.

Trabajar en Estados Unidos sin documentos me enseñó a trabajar duro, a ser humilde, a entender el sacrificio y respetar la entereza diaria que se necesita para salir cada día a trabajar por los nuestros. Cuando finalmente pude arreglar, ya había pasado mucho tiempo, una separación de los míos y de mi esposa, y por momentos el proceso que vivimos fue dramático, como el de muchos de ustedes. Tal vez por eso vivo con tanta pasión los temas de inmigración. Es algo muy personal para mí y mi familia. Me hice ciudadano hace muchos años, pero mi corazón es el mismo, un corazón migrante, y creo que nunca va a cambiar.

Las oportunidades que me ha dado este país han sido muchas. La radio, por ejemplo, fue una de las mejores. Me convertí en una persona conocida en la comunidad por mi trabajo de más de 15 años al aire. El micrófono es uno de los trabajos más nobles y que disfruté mucho por todo lo que me dio, por todo lo que logramos, pero lo mejor es que fue allí donde puse mi granito de arena para que nuestra comunidad se empoderara con noticias y opinión. Para tomar valor y salir a marchar en 2006 y 2007. Y algunas cosas más.

Aquí es cuando me enteré de las necesidades y debilidades de mi gente. De lo mucho que necesitamos aún. Un programa nunca será suficiente y estoy seguro que vendrán otras figuras igual de comprometidas.

Cuando llegó la oportunidad de servir a Illinois y ser parte del gabinete del gobernador Pat Quinn, fue para mí una oportunidad que aún no puedo explicar. ¿Cómo era posible que los mismos edificios a donde acompañé al gobernador a eventos y conferencias eran los mismos en los que años atrás hacía entregas de sándwiches, manejando una bicicleta en el centro de la ciudad? Así se resume mi historia en este gran país de oportunidades. El busboy, mesero y repartidor, que llegó a ser personalidad de la radio y asesor de un gobernador en país más poderoso del mundo. Eso sólo es posible aquí, en EEUU, nuestro país.

Estos amigos míos me dieron el empujón final para considerar lo que ahora será mi siguiente ciclo. Postularme a un cargo público al Congreso de EEUU y llegar a ser una voz más potente para ayudar de verdad a nuestras comunidades. A muchos no les tomó por sorpresa, casi lo esperaban, y a otros pues no tanto y auguran una dura batalla para alguien que nunca se ha postulado para un puesto público. Pero la fe mueve montañas y nunca he temido a los obstáculos. Si así fuera, no estaría aquí.

Por último, quizás algunos de ustedes recordarán que en 2007 sobreviví un ataque al corazón. Quizá mi estilo de vida quizá no era el mejor: Sobrepeso, falta de ejercicio y malos hábitos alimenticios, principalmente, fueron la causa. Me colocaron dos estents en mi corazón y me salvaron la vida. Una arteria estaba cerrada casi al 100%. Entonces mi hija Inez tenía 3 años, y Seymour 1. Pensé que nunca los iba a ver de nuevo y eso cambió mi vida por completo. Después de eso me dedique a hablar de salud y bienestar. Me di cuenta de que la vida es muy corta y recuerdo que mientras esperaba para ser intervenido, pensaba: “Estoy casi por dejar este mundo y no he hecho nada en mi vida”. A pesar de algunos logros significativos, yo no lo veía así.

Ahora, con este reto ante mí, no me rajo. Al contrario. Hace unos días alguien me preguntó ¿cómo me sentiría si pierdo la elección? Y respondí así: Yo gano sólo por estar vivo, no tengo tiempo para pensar en fracasos o en el que dirán. Estoy enfocado. Estos eventos en mi vida son muy importantes, hay muchos más, espero contarlos en alguna otra ocasión. Ahora voy hacia un nuevo reto, hacia un nuevo ciclo en mi vida de inmigrante. Para variar un poco, me gustaría algún día leer una historia sobre mí que rece así: “El busboy inmigrante que se convirtió en congresista”. Los quiero, cuídense, gracias.

-Javier Salas es exasesor del gobernador de Illinois. Síguelo en Twitter @javiersalas