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Gerd 'El Torpedo' Müller, ex delantero de la selección alemana de fútbol. ARCHIVO GETTY
Friedemann Vogel / Bongarts/Getty Images
Gerd ‘El Torpedo’ Müller, ex delantero de la selección alemana de fútbol. ARCHIVO GETTY
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Tenía ocho años y se jugaba en México el Mundial 1970. Pelé, Beckenbauer y Gianni Rivera eran las estrellas a seguir, pero mi imaginación infantil quedó inmediatamente atrapada por un delantero alemán, chaparrón y corpulento, pelinegro y efusivo, que era gol en estado puro. Que se llamara Gerardo, como yo, y llevara la camiseta 13 (yo nací en un día 13) me permitía imaginar que yo era Gerd Müller y jugaba de delantero centro en la selección alemana.

Müller, que recibió los apodos de Bombardero y Torpedo, era el goleador por excelencia, el cazagoles supremo. No tenía la elegancia de Beckenbauer, ni la técnica de Overath, ni la velocidad de Libuda o Grabowski. Pero si la pelota le caía en el área, el Torpedo la colocaba casi inevitablemente en las redes.

En ese Mundial, ni Pelé, ni Jairzinho, ni Charlton, ni Rivera ganaron el trofeo de goleo individual. Lo hizo Müller, con 10 goles, récord que aún mantiene. Y es segundo en la lista de goleadores mundialistas con 14, sólo por debajo de su compatriota Miroslav Klose.

Pensemos esto: En su carrera, que pasó casi en su totalidad con el Bayern Múnich de su natal Baviera, Müller ganó un Mundial, una Eurocopa, tres Copas de Europa, una Recopa, varias Bundesligas, una Copa Intercontinental y es el segundo máximo goleador de la historia con 1461 goles en 1216 partidos a todo nivel y categoría. Registros que, por ejemplo, no tienen ni Lio Messi, ni el insoportable humanoide conocido como Cristiano Ronaldo.

Es por ello especialmente triste enterarse que Müller, que el gran Torpedo, que el Bombardero de la Nación, padece Alzheimer. El asesino silencioso está comiéndose el cerebro de uno de los jugadores más fascinantes de la segunda mitad del siglo XX. El anuncio fue hecho por su familia, y confirmado por el Bayern Múnich hace unos días, y a menos de un mes de que Müller cumpla 70 años.

En la neblina que provoca el Alzheimer, Müller se nos irá convirtiendo poco a poco en un Torpedo sin rumbo. Duele pensar que olvidará poco a poco esos grandes momentos de gloria, esos estallidos de alegría y festejo de los que tuvo tantos.

Me quedo con dos imágenes:

Müller, entre un defensa que no identifico y el gran meta italiano Albertossi, marcando el gol del empate 3-3 del inolvidable Partido del Siglo, la semifinal del México 70 ante Italia. Italia ganaría ese encuentro pero la celebración apoteósica de Müller es lo que se me queda en las pupilas.

Müller, de rodillas, alzando los brazos y agradeciendo a los dioses de su Estadio Olímpico de Múnich, segundos después de que el árbitro inglés Jack Taylor marcase el final del partido ante Holanda con el que Alemania obtenía -gracias a un gol del Bombardero- su segundo Mundial.

Recordemos esas imágenes por el Torpedo, que él las irá olvidando.

-Gerardo Cárdenas es periodista y escritor mexicano