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La noticia publicada recientemente, que revela el libramiento de 28 órdenes de aprehensión en contra de “supuestos normalistas y profesores” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Michoacán, me ha llenado de un justificado entusiasmo. Ninguno de los Cárdenas, ni el tal Dámaso ni el incapaz de Lázaro, El Tata, el gran destructor de la economía mexicana del siglo XX (basta con echar un ojo al ejido, a los ferrocarriles o a Pemex, a su política suicida expropiatoria, para empezar a demostrar la afirmación) ni tampoco el pintoresco Lázaro, el trágico delfín, ni el misterioso o perverso Leonel Godoy, entre otros tantos gobernadores que han arruinado Michoacán, una joya, uno de los estados más ricos, con gente muy pobre en el país, ninguno de los anteriores gerifaltes, se hubiera atrevido a tomar la decisión que afortunadamente ejecutó Silvano Aureoles, actual gobernador del estado, al proponer el encarcelamiento de 28 feroces defensores de la ignorancia en esa entidad.

¡Claro que las órdenes de captura son adicionales a las giradas por la PGR y, por supuesto que también, debe esperarse que el resto de los rufianes, hoy en libertad, intentarán “alterar la dinámica de la entidad” con movimientos de protesta con el objetivo de destruir la paz y la tranquilidad de Michoacán! No se puede cocinar un omelette sin romper el cascarón. No son maestros, querido Silvano, son delincuentes, transgresores de la ley, que han lucrado con la debilidad y el miedo de los gobiernos federales y estatales, hasta que surgió Aurelio Nuño y apareciste tú con la guadaña de la ley y del poder público en la mano para imponer el orden y el respeto a los derechos humanos de nuestros chiquillos y defender su derecho constitucional a la educación de calidad.

Preguntas a quemarropa: ¿Acaso íbamos a permitir que esos vándalos movidos por intereses económicos inconfesables, sujetos mal llamados “maestros”, que escriben su nombre con faltas de ortografía, continuaran secuestrando la educación de Michoacán? ¿Qué sentido tiene ser gobernador si no se van a abrir las escuelas para que los pequeñitos, ávidos de conocimientos, ocupen los pupitres, salvo que se prefiera, como los anteriores “jefes” del Ejecutivo local, unos cobardes, que los menores de edad continúen escupiendo fuego en las esquinas o se ganen la vida haciendo actos circenses callejeros, antes de enfrentar a las pandillas enemigas de la evolución? Tú, querido Silvano, tienes el monopolio de la fuerza pública en Michoacán y has decidido utilizarla finalmente. ¡Bravo!

Si dichos delincuentes toman las casetas de peaje o dinamitan sucursales bancarias o se parapetan en las escuelas secuestrándolas o recurren a bloqueos, pues sí, para eso están las fuerzas del orden y los gases lacrimógenos y las tanquetas y los toletes y las policías y los agentes del ministerio público para encerrar a los malhechores y justificar así la presencia de la autoridad en los puestos públicos, sobre todo los de elección popular.

Estoy convencido que Silvano Aureoles desea cambiar el dolorido rostro de Michoacán. Para ello es imprescindible encerrar a los defensores del atraso en la cárcel, regresar a los niños a las aulas, capacitar a los maestros y ejecutar una reforma académica de fondo. Bravo, Silvano, bravo: buen comienzo… No es posible que Michoacán sea un estado rico con gente pobre. ¡Basta!

-Este texto pertenece a la serie Cuentos Políticos escritos por Francisco Martín Moreno, autor mexicano de libros como ‘México ante Dios’ y ‘Arrebatos Carnales’, entre otros títulos. Puedes comunicarte con él en fmartinmoreno@yahoo.com