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MÉXICO_

Desde que nace, hay que ponerle mucho ojo a tu bebé.

Los problemas oftalmológicos son muy comunes, y como en la mayoría de los padecimientos, lo importante es detectarlos a tiempo.

“Las partes involucradas en la visión son muy plásticas en los primeros años, lo que significa que si no se detecta el problema puede dejar secuelas irreparables”, advierte Juan Homar Pérez, oftalmólogo pediatra.

En el primer mes de vida se manifiesta lagrimeo y secreción ocular, debido a que los conductos lagrimales (que comunican el ojo con la nariz) están tapados y se infectan los ojos.

“Esto sucede en aproximadamente el 10 por ciento de los niños que nacen, y lo más importante es que al 90 por ciento se les destapa con tratamiento conservador y otros requieren que el oftalmólogo realice la intervención vía lagrimal.

“Cuando vemos a un niño a esta edad con secreción y lagañas, lo primero que debemos descartar es que no sea una infección secundaria a una obstrucción del conducto lagrimal”, explica el especialista.

Para evitar consecuencias, Páez recomienda a los pediatras y neonatólogos realizar una revisión de los ojos en la sala de cunas con una prueba llamada reflejo rojo, a través de un aparato especial, para constatar que la pupila se vea roja y totalmente limpia y descartar algún problema. Si no es así, algo está sucediendo en el interior del ojo.

Uno de los casos que se pueden detectar, si hay ausencia del reflejo rojo, son las cataratas, que deben ser tratadas en los primeros 3 meses de vida, periodo crítico de maduración visual. En esta etapa los niños deben de tener los ojos sanos, libres de cualquier patología que obstruya la visión, porque si alguno de los ojos sufre, ya no se desarrolla visualmente.

Es común que en el primer trimestre, el niño no tenga buen control de sus ojos. Algunos presentan estrabismo transitorio, que puede ser convergente (hacia adentro) o que la vista se dirija hacia afuera, pero se puede corregir.

Después de los 3 meses, el bebé ya debe fijar su vista y tener los ojos bien coordinados y centrados. Si eso no sucede, es anormal, advierte Páez, quien agrega que no es cierto que se deba dejar al tiempo para que el músculo del ojo madure y se corrija solo.

“Si los ojos no están alineados se debe de investigar cuál es la causa, porque es posible que algunos niños tengan estrabismo desde los primeros meses, y que al hacer esfuerzo para ver, sus ojos se desvíen.

“Hay estrabismos que empiezan entre el año y medio y los 2 años, sobre todo los que desvían la mirada hacia afuera, pero eso es corregible”, dice el oftalmólogo pediatra.

De 2 a 3 años, algunos menores pueden presentar desviación hacia adentro (estrabismo convergente). Generalmente es por falta de anteojos, y por causa de una hipermetropía: el niño hace mucho esfuerzo para enfocar las cosas.

Un pequeño porcentaje de niños puede presentar algún tipo de conjuntivitis en el periodo neonatal, que no está ligado con ninguna otra alteración y sólo se reduce a una infección.

Más prevención

Para evitar alteraciones que pueden pasar inadvertidas, es esencial llevar al niño a un examen oftalmológico.

Juan Homar Páez , subraya que es muy importante el papel que juega el médico de primer contacto y el pediatra en esta revisión.

“Ya se estén utilizando dispositivos electrónicos, especialmente diseñados para niños, con los que en cuestión de segundos se puede detectar si presentan un padecimiento, necesitan graduación o si el ojo está desviado.

“Algunos niños ven bien con un ojo y mal con el otro, y puede deberse a que uno está perfecto y el otro tiene necesidad de aumento, pero el niño empieza a ver por el ojo que está mejor, es lo que se llama ojo flojo, y si esto no se detecta a tiempo, será más difícil tratarlo”, advierte el oftalmólogo pediatra.