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El serbio Novak Djokovic conquistó el torneo de París-Bercy el pasado domingo tras derrotar en la final a Andy Murray. Getty
Dean Mouhtaropoulos / Getty Images
El serbio Novak Djokovic conquistó el torneo de París-Bercy el pasado domingo tras derrotar en la final a Andy Murray. Getty
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PARÍS –

Tras haberse convertido en el primer tenista de la historia que suma seis Masters 1.000 y tres Grand Slam y haber dominado con soltura la temporada 2015, al serbio

Novak Djokovic

solo se le puede comparar con el pasado.

Por eso, a la espera de que en Londres pueda sumar su quinto Torneo de Maestros, el cuarto consecutivo, ya son muchos quienes se preguntan si la que está firmando el serbio no es la mejor temporada de todos los tiempos.

Con diez torneos, 14 finales (otro récord), 78 victorias y tan solo 5 derrotas, las cifras del número uno del mundo se pueden comparar con las de los mejores tenistas de todos los tiempos.

Bien es cierto que Djokovic ha conseguido esos resultados en un año en el que los dos jugadores que han marcado el último decenio del tenis han bajado su rendimiento.

El suizo Roger Federer, de 33 años, ya no tiene la frescura de sus mejores temporadas mientras que el español Rafa Nadal ha firmado su peor año desde que ingresó en la élite del tenis mundial.

El resto de los postulantes, con el británico Andy Murray a la cabeza, están todavía lejos del nivel de Djokovic, como quedó patente ayer en la final del Masters 1.000 de París.

Así pues, desembarazado de rivales de su talla en el presente, al serbio se le buscan en el pasado.

Comenzando por el suyo propio, porque la temporada que está completando recuerda mucho a la que firmó en 2011.

Entonces también sumó tres Grand Slam (todos menos Roland Garros, que todavía no ha ganado nunca) y levantó 10 trofeos (este año puede conseguir once).

Aquel año ganó 70 partidos y perdió seis. Si gana el Torneo de Maestros de Londres, esta temporada la acabará con 83 victorias y cinco derrotas, lo que supondrá más del 94 % de triunfos.

La comparación porcentual le iguala con la que obtuvo Federer en 2006, cuando acabó el año con 92 triunfos y cinco derrotas.

Esa temporada, en la cima de su tenis, el suizo se alzó con 12 títulos, tres de ellos del Grand Slam, aunque perdió la final de Roland Garros contra Nadal.

El español también tiene un año que presentar como candidato al mejor de la historia: 2010, cuando al fin logró destronar a Federer de su trono de Wimbledon.

Nadal sumó entonces 3 Grand Slam (fue cuartofinalista en Australia) y un total de 7 títulos, conseguidos gracias a sus 71 victorias, por solo 10 derrotas.

Pese a que las estadísticas son inferiores, Mats Wilander considera esa temporada del español como la mejor de la historia.

“Ganó tres Grand Slam en cuatro meses y en tres superficies diferentes. Además, ese año ganó todos sus partidos sobre tierra batida. Es algo extraordinario”, asegura el exjugador.

No olvida Wilander que Nadal derrotó en los tres grandes a tres pesos pesados, mientras que Federer en 2006 se midió en la final de Australia contra Marcos Baghdatis (54 mundial) y en la de Wimbledon contra Andy Roddick, que solo era entonces 10 del mundo.

Remover más atrás en la historia tiene sus riesgos porque el circuito estaba menos organizado, lo que hacía que los mejores coincidieran en menos torneos, mientras que ahora todos ellos están obligados a participar en los Masters 1.000.

Pese a todo, en la memoria está el gran año que John McEnroe logró en 1984, con 13 títulos, dos de ellos de Grand Slam. El estadounidense ganó 82 partidos, perdió 3, un récord, y ninguno de ellos contra rivales del “top 10”, a quienes se midió en 12 ocasiones.

Diez años antes, Jimmy Connors llevó hasta sus vitrinas 15 trofeos, tres de ellos del Grand Slam (estuvo ausente en Roland Garros).

El estadounidense, además, sumó 93 triunfos, un récord, y solo concedió 4 derrotas.