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Hay personas que están hechas de otra pasta. Ese sin duda es el caso de

Maickel Melamed

, quien el pasado 13 de octubre, y a pesar de todas sus limitaciones físicas, volvió hacer posible lo imposible al completar el

Maratón de Chicago

y así poder enviar su mensaje a todo el mundo.

Este venezolano de 38 años, con atrofia muscular desde su nacimiento y al que los doctores le daban poca esperanza de vida, se ha propuesto romper todas las barreras y demostrar que los sueños si son posibles, que no hay que tenerle miedo a morir, sino a no vivir y que la vida está todos los días para medirnos y nosotros para demostrarle lo grande que somos.

Para llevar este mensaje de esperanza y superación se ha propuesto correr los cinco grandes maratones del mundo y tras completar el de New York y Berlín el año pasado, este domingo 13 de octubre completó el de Chicago con un tiempo de 16 horas y 46 minutos, cruzando la línea de meta al borede del colapso alrededor de la 1:20 am del día siguiente, lunes 14.

Sin duda muy lejos quedó del récord de la prueba que impuso el ganador keniata Dennis Kimetto con 2:03:45. Pero la carrera de Maickel era otra más importante y su batalla no era contra el reloj, sino con la de hacer un mundo mejor. O al menos poner su granito de arena.

La carrera fue durísima para Melamed, quien se vio forzado a correr sin la seguridad del Maratón de Chicago debido a su lento paso que le forzó a tener que ir subiendo y bajando aceras y a cruzar calles desafiando el tráfico. Estos inconvientes estuvieron, como al final reconocía el corredor, a un paso de retirarse de la prueba. Pero siguió adelante y al final tuvo su recompensa.

En la milla 39 sobre Michichan Ave. finalmente un patrullero de la Policía de Chicago empezó a acompañarlo y ya no lo dejó hasta el final. En la milla 40 y ya pasada la una de la mañana algo más de un centenar de aficionados lo estaban esperando para animarlo, darle el último aliento y acompañarlo a cruzar una imaginaria línea de meta en Columbus Dr. Algo que hizo ante el júbilo desatado de sus aficionados, que formaron una tremenda fiesta vitoreando la hazaña.

A diferencia de los maratones de New York y Berlín, nadie de la organización del Maratón de Chicago estuvo esperando para darle su correspondiente y más que merecida medalla a Maickel, así que ese honor le correspondió al agente de Policía que lo acompañó en las últimas millas, quien le hizo entrega de una medalla de otro corredor para que Melamed tuviera su premio.

“Como en todos los maratones, hago entrega de mi medalla a mi papá (quien lo esperaba en la línea de meta”, dijo Melamed tras recibir su medalla, envuelto en una bandera venezolana y tremendamente agotado. “Hoy vinimos a correr un maratón y corrimos una carrera de obstáculos. Me honran con su presencia. Para mí ustedes son mi inspiración. No nos detendremos en demostrarles su propia grandeza. Invito a todos los latinoamericanos a sentirse orgullosos de lo que somos. No importa lo que pase, el sueño es uno y se logra en equipo”.

Tras completar el Maratón de Chicago, Melamed encara ahora los desafíos de correr en 2014 el Maratón de Tokio en febrero y el de Boston en abril.

Lo dicho, Maickel Melamed está hecho de otra pasta.