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CHICAGO-

Bruno Bichir no es “un gallo en corral ajeno” en las pantallas de EEUU. El actor, el benjamín de la dinastía Bichir -sus hermanos mayores son los también actores Odiseo y Demián Bichir- ha actuado en cinco películas norteamericanas, formó parte de la serie “The Bridge” protagonizada por su hermano Demián y lo podemos ver en la serie “Narcos” de Netflix.

Esto sin contar su gran trayectoria en el cine, teatro y televisión de México, así como sus participaciones en películas en Argentina y España.

Pero llegar a las pantallas con “Un gallo con muchos huevos”, la película que número uno en los cines de México, y que se estrena hoy en 365 salas de EEUU -siguiendo la fórmula de otros filmes mexicanos como

“Instructions Not Included”,

“Pulling Strings”

o

“César Chávez”-

le permite a Bichir llegar a un público más amplio y seguir con la familia de los huevos (sin albur).

“Esta película es una fortuna por donde se le vea. Nunca imaginamos que iba a tener esta repercusión, lo estamos dimensionando ahora al hablar de ella. Es ahora que nos está ‘cayendo el veinte’ de lo poderoso que es el mensaje de la película, de cómo un ser frágil honesto, trabajador, tiene que saberse héroe tal como es”, relató Bichir en entrevista con HOY durante su visita a Chicago el 1 de septiembre.

“Un gallo con muchos huevos” es una producción de la empresa

Huevocartoon Producciones

, de los hermanos mexicanos Gabriel y Rodolfo Riva Palacio.

Es la tercera entrega de la saga de huevos que comenzó con “Una película de huevos” (2006) y “Otra película de huevos y un pollo” (2009), y que desde esos inicios, ha tenido a Bichir en la voz de su personaje principal Toto, además de Angélica Vale y Carlos Espejel, así como de Maite Perroni, Omar Chaparro, Sergio Sendel y Ninel Conde en la más reciente entrega.

En los nueve años que tiene la saga, Toto ha pasado de ser un huevo, a un pollo y ahora, en “Un gallo con muchos huevos”, un gallo “joven” que tendrá que medirse en el palenque como todo un gallo de pelea profesional para jugarse la vida y salvar el futuro de sus amigos y la granja donde habitan.

A diferencia de las otras dos entregas de la saga, “Un gallo” incluye sin dejar sus frases y referencias al humor muy mexicanos, un contexto más amplio, jugando con figuras del boxeo, no presentando a los gallos de pelea en su contexto original en el ruedo, lo que la hace más dinámica y divertida.

Esto no fue para “suavizar” su formato mexicano, sino democratizarlo.

“Prácticamente se trató de neutralizar lo mexicano para que fuera universal, lo que me parece una gran jugada. Por donde lo veas (este filme) es un orgullo y un logro brutal de estos chicos (los Riva Palacio) y de México como un país generador, innovador, un pueblo mágico. El cariño que le tengo al personaje es provocado por la buena colaboración. Me siento muy orgulloso (del resultado). Me costó mucho trabajo, me costó un huevo… y mucho corazón”, agregó.

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Bruno Bichir considera que el mensaje de “Un gallo” es crucial en el contexto social actual de México y del pueblo latino en EEUU.
“Pareciera (el filme) una inocencia, pero es como tirar un huevo a las buenas conciencias que no terminan de abrir los ojos y ver lo hermoso que es el pueblo latino y lo mucho de bien que hace a este país”, agregó.

Un albur, pero con mensaje
Lo principal del filme, destacó Bichir, es que no es pretencioso.
“Queríamos hacer una película divertida y punto. Es una comedia ligera, para la familia”, agregó.

Amante del teatro, Bichir actualmente tiene en México dos obras en cartelera “La historia del tigre” original de Darío Fo y “El último preso”, donde es dirigido por su padre Alejandro Bichir y comparte escenario con sus hermanos Odiseo y Bruno, se ha disfrutado poder hacer comedia con el filme.

“Gozo de la comedia, en cine no he hecho mucha comedia, por eso te lo juro, cuando vi la premiere de ‘Un gallo’, me quedé varias veces con la boca abierta”, resaltó.

Esa misma energía y gozo que él tuvo al ver por primera vez la película, espera que tenga la audiencia en EEUU al verla, que se ría, pero que escuche y vea más allá del título, que sí… es un albur. Algo muy típico de la cultura mexicana.

“Los mexicanos sabemos reírnos de las tragedias, pero a veces nos pasamos de lanzas y nos reímos demasiado. Hay una regla cuando haces comedia, que es no dejar que el espectador se desfogue del todo. En películas como ésta, lo importante de hacer catarsis, -en este caso con la risa- es llegar a la reflexión. Si no, no tiene sentido nada. Las artes tienen que perturbar, provocar”.

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