EFE.-
Combinando un carisma personal con un profundo conocimiento de la doctrina de la Iglesia católica, el arzobispo coadjutor de Los Ángeles monseñor José Gómez será próximamente el primer arzobispo hispano de Los Ángeles de la era moderna.
Nacido en Monterrey (México), de padre mexicano y madre estadounidense-texana, monseñor Gómez, quién esta semana cumple 59 años, llegó a Estados Unidos siendo ya sacerdote, para servir a las comunidades hispanas de San Antonio y Houston (Texas).
“Mi mamá era de San Antonio, hablaba perfecto inglés y siempre quiso que todos lo aprendiéramos”, explicó el arzobispo Gómez al recordar su llegada a Estados Unidos.
Los primeros años en EEUU, el joven sacerdote del Opus Dei los dedicó principalmente a atender a los laicos desde 1987 hasta 1999 en la Iglesia de Nuestra Señora de la Gracia en San Antonio.
“Estaba familiarizado con la vida estadounidense pues antes viajaba mucho entre Monterrey y Houston; tengo parientes en San Antonio y mis abuelos por el lado de mi mamá se casaron allí, en la catedral de San Fernando”, contó el arzobispo.
En esa misma catedral tomó posesión como arzobispo de San Antonio el 15 de febrero del 2005, después de haber sido durante tres años el primero -y hasta ahora único- obispo auxiliar hispano en la arquidiócesis de Denver (Colorado).
En abril, monseñor Gómez fue nombrado arzobispo coadjutor de la arquidiócesis de Los Ángeles -la más grande de los Estados Unidos- en preparación para suceder al actual arzobispo, cardenal Roger Mahony quien se retirará al cumplir 75 años, el próximo 27 de febrero.
“Lo primero que llama la atención en Los Ángeles es la cantidad de gente: es una arquidiócesis de 5 millones de católicos (cinco veces más grande que San Antonio) y con una diversidad cultural impresionante: aquí tenemos misas en más de 40 idiomas”, destacó.
“También me llama mucho la atención ver cómo la gente participa en las parroquias. Las misas están llenas cada domingo”, agregó.
“La participación en los sacramentos también es muy notoria especialmente en la eucaristía y en el sacramento de la reconciliación. El cardenal Mahony, los obispos auxiliares y los sacerdotes han hecho un trabajo increíble para celebrar los sacramentos con la gente, que se siente atraída y participa”, aseguró.
De su misión pastoral, comentó que una de sus prioridades como arzobispo es la educación de la fe.
“Los católicos necesitamos conocer mejor las enseñanzas de la Iglesia, si no poco a poco nos vamos convirtiendo en ‘católicos culturales’ de la primera comunión, la quinceañera, el matrimonio, la Navidad y la Pascua”, dijo.
Otro los aspectos en los que ya está trabajando es apoyar a las escuelas católicas y el papel que los padres desempeñan en la educación de los hijos.
“Es muy importante que los padres tomen la responsabilidad de la educación de los hijos y ellos mismos continúen su educación de la fe”, anotó señalando que “realmente la educación de los hijos corresponde a los padres”.
También señaló que otra de sus prioridades es promover más vocaciones sacerdotales para lo cual ya se tiene un programa diseñado para descentralizar la promoción y que en cada región y parroquia ” les presentemos a los jóvenes la posibilidad de la vida sacerdotal o de la vida consagrada”.
Como presidente de la Comisión de Asuntos Migratorios de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos, el arzobispo Gómez reiteró su compromiso de seguir trabajando por una reforma migratoria, como una “necesidad del pueblo hispano y de la nación”.
“Es una pena que tengamos tanta gente que puede contribuir tanto al bien común y al futuro de este país y que esté viviendo en las sombras sin un reconocimiento legal”, afirmó, tras recordar que esta posición se basa en la doctrina social de la Iglesia.
Añadió que el derecho a habitar la tierra, a establecer fronteras y leyes, a la dignidad de personas como hijos del Dios, al trabajo y a la unidad de la familia son principios defendidos por la Iglesia que deben coordinarse para regular adecuadamente la movilización de las personas “son de derecho natural y no se trata de una cosa nueva”.
Sobre su responsabilidad ministerial recalcó que no viene a buscar su propio interés “sino a servir a Dios y a la Iglesia y al pueblo de Dios”.
“Mi ministerio siempre ha sido de colaboración y de escuchar y apoyar a los católicos en el lugar donde estoy”, concluyó.