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La ley HB36 fue firmada a mediados de 2011 por la saliente gobernadora demócrata Beverly Perdue, que concluye su periodo el 5 de enero. ALEX WONG | ARCHIVO GETTY
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La ley HB36 fue firmada a mediados de 2011 por la saliente gobernadora demócrata Beverly Perdue, que concluye su periodo el 5 de enero. ALEX WONG | ARCHIVO GETTY
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CHARLOTTE, CAROLINA DEL NORTE – La segunda fase de la implementación del programa E-Verify en Carolina del Norte comenzó con el inicio del año y con la exigencia de que las compañías que tengan entre 100 y 500 trabajadores lo utilicen para comprobar la legalidad de sus nuevos trabajadores.

La ley HB36 fue firmada a mediados de 2011 por la saliente gobernadora demócrata Beverly Perdue, que concluye su periodo el 5 de enero, a pesar de la presión ejercida por diferentes organizaciones por considerar el programa “costoso y plagado de errores”.

El E-Verify permite a los empleadores determinar si un solicitante de empleo puede trabajar de manera legal en el país al corroborar su información en las bases de datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Oficina del Seguro Social (SS).

Las multas para los empleadores que no utilicen el sistema podrían llegar hasta los 10,000 dólares.

El Departamento de Trabajo es la agencia estatal encargada de investigar quejas por el incumplimiento de la ley, ya que ésta permite que los individuos denuncien, de manera anónima, sospechas de que una empresa contrata a personas sin documentos legales.

Sin embargo, la legislación exenta a las empresas del sector agrícola, que emplean a trabajadores temporales o migrantes que laboran 90 días o menos en algunas cosechas, y a negocios con menos de 25 empleados.

Durante las discusiones de la ley, los agricultores presionaron a los legisladores para conseguir la excepción, ya que estimaciones apuntan a que el 90% de los trabajadores del campo del estado no cuentan con documentos migratorios.

Carolina del Norte se encuentra entre los 20 estados del país que utilizan el programa, que todavía sigue siendo voluntario, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales.

Cifras del Departamento de Servicios de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) indican que 409,000 empleadores a nivel nacional utilizan el programa y un promedio de 1,300 nuevas empresas se registran en él cada semana.

Ariel Sharón se acerca a su séptimo año en coma cada vez más en el olvido

Por Antonio Pita

Jerusalén, 2 ene (EFE).- El ex primer ministro israelí Ariel Sharón se acerca a su séptimo año en coma cada vez más en el olvido y con el que fuera su principal enemigo en el Likud, Benjamín Netanyahu, a punto de revalidar la jefatura de Gobierno en las elecciones del próximo día 22.

El jueves se cumplirá el séptimo aniversario del día en que Sharón, que tiene ahora 84 años, sufrió una hemorragia cerebral que le mantiene postrado en el hospital Tel Hashomer, cerca de Tel Aviv, y que ha ido perdiendo progresivamente la atención de los medios y la población.

Su estado de salud es, oficialmente, el mismo, sin mejorías ni empeoramientos conocidos, con uno de sus hijos, Guilad, defendiendo en una entrevista en 2011 que, “cuando está despierto”, su padre le mira y “mueve los dedos” si se lo pide.

“Está tumbado en la cama, parece el señor de la finca, durmiendo tranquilamente. Grande, fuerte, seguro de sí mismo. Sus mejillas tienen un sano matiz rojo. Cuando está despierto, tiene una mirada penetrante. No ha perdido un solo kilo, al contrario, ha ganado unos cuantos”, reza un párrafo del libro “Sharón: La vida de un líder”, escrito por Guilad.

El derrame cerebral, producido por la medicación que tomó el 4 de enero de 2006 para tratar un trombo, le motivó ocho intervenciones quirúrgicas (entre ellas la extracción de parte del intestino) en el Hospital Hadassa de Ein Karem, cerca de Jerusalén.

Los actuales costes de hospitalización suman anualmente unos 300.000 euros, que comparten el Estado y la familia.

Sharón gobernó el país entre 2001 y 2006. Un año antes del derrame cerebral creó un nuevo partido, el centro-derechista Kadima, para sacar adelante la evacuación unilateral de Gaza de colonos y soldados israelíes frente a la oposición interna en su partido, el derechista Likud, lideraba por Netanyahu.

Sin Sharón, personaje polémico pero respetado por bastantes israelíes, ni la bautizada como su “princesa” (la exministra de Exteriores, Tzipi Livni, al frente ahora de un nuevo partido, “Hatnuá”), ni Ehud Olmert (apartado de la primera línea política); Kadima corre ahora el riesgo de desaparecer.

Según los sondeos, la formación, liderada por Shaul Mofaz, pasaría de fuerza más votada en las elecciones de 2009 (28 diputados que Livni prefirió llevar a la oposición a aceptar el chantaje económico que proponía el partido ultraortodoxo sefardí Shas a cambio de su apoyo bisagra) a la muerte parlamentaria o, en el mejor de los casos, dos escaños.

Netanyahu, en cambio, está a punto de obtener su tercer mandato gracias a Likud Beitenu, la lista conjunta del Likud con el ultranacionalista

Israel

Beitenu, que -según los sondeos- será la más votada en los comicios y articulará una nueva coalición de Gobierno con otras formaciones de derechas, religiosas y quizás de centro.

Netanyahu, quien llegó a dimitir del Ejecutivo de Sharón por su oposición a la retirada de Gaza, protagonizó de hecho en 2011 una anécdota al dar por muerto a su antiguo rival político.

En un acto con el titular de Interior, Eli Yishai, el primer ministro dijo que el único líder en el último medio siglo que había reformado el mercado de la vivienda era “Ariel Sharón, que descanse en paz”.

Netanyahu se percató inmediatamente de su error, se disculpó y deseó una larga vida a Sharón, mientras algunos de los presentes se reían o comentaban la metedura de pata.

Un año antes, Guilad Sharón y su hermano Omrí habían organizado el traslado de su padre a su casa en la Granja de los Sicomoros, en el desierto del Neguev (sur de

Israel

), pero apenas 48 horas después fue devuelto al hospital por problemas para mantener allí la asistencia.

Nacido en 1928 en una cooperativa agrícola judía en la entonces Palestina bajo protectorado británico, “Arik” Sharón, como se le conoce popularmente en el país, acumula una larga y controvertida trayectoria político-militar en la que se convirtió en el símbolo del “líder fuerte”, partidario de operaciones duras y con un odio personal de larga data hacia Yasir Arafat.

Su nombre es motivo de controversia en todo el mundo principalmente por su papel indirecto en las masacres de palestinos de los campos de refugiados de Sabra y Shatila en 1982.

Su hijo Guilad fue recientemente objeto de polémica, al abogar en un escrito público por “aplanar toda Gaza”, ya que sus civiles “no son inocentes” por haber elegido a Hamás en las elecciones de 2006 y tienen ahora que “vivir con las consecuencias”.

“Los estadounidenses no pararon con Hiroshima. Los japoneses no se rendían suficientemente rápido, así que también atacaron Nagasaki”, señaló en una columna de opinión publicada en el diario “The Jerusalem Post” durante la operación Pilar Defensivo del pasado noviembre.