Según la tradición, los muertos regresan cada 2 de noviembre para reunirse con los seres vivos y algo parecido ocurrió el sábado 2 de noviembre cuando miles de personas dieron vida a la edición número 13 de la Carrera de los Muertos en las calles de Pilsen, al sur de Chicago.
Roger Piñón, de Chicago, ganó la competencia con un tiempo de 15:56 minutos mientras que Tess Laurette Ehrhardt, también atleta local, alcanzó el primer lugar entre las mujeres con una marca de 18.21.
Ambos ganadores se llevaron el típico premio que la organización UNO (United Neighborhood Organization) otorga a los tres primeros de cada categoría, una calavera pintada con diversos colores.
La competencia fue una verdadera fiesta de máscaras y disfraces y mostró deportistas con rostros pintados, Catrinas con elaborados diseños, guerreros aztecas y todo tipo de corredores con llamativos colores en sus cuerpos.
José Torres, director ejecutivo de UNO, el grupo organizador del evento, explicó cómo se va a utilizar el dinero aportado por los 7,500 atletas participantes. “Serán entre 80,000 y 100,000 dólares que se van a usar para estudiantes secundarios, para programas de educación, liderazgo y participación cívica”, dijo.
La competencia, que antes terminaba en la calle 18, lleva ahora dos años con la largada y la llegada en la Academia Comunitaria Benito Juárez sobre la calle Cermak, con el centro de operaciones y entrega de premios en su cancha de fútbol.
Como es costumbre en la Carrera de los Muertos, el sabor mexicano estuvo presente entre los competidores, el público con su aroma a café y churros a metros de la competencia. José López, un mexicano de Puebla de 48 años que reside en Pilsen y trabaja con arreglos florales, se mezcló desde el inicio entre los líderes y terminó octavo en la clasificación general además de llevarse el trofeo como ganador de la categoría de 45 a 50 años.
“Soy del equipo Benjamín Paredes y entrenamos en el norte con Gustavo Morales, somos ocho y acá vine yo pero otros dos fueron a correr al maratón de Nueva York”, comentó con su calavera de ganador en la mano López, que este año ganó una competencia en Lawndale y corrió el medio maratón de Rock and Roll en el centro de Chicago.
Armando Alvarado, un joven de 17 años que corre cross country en su escuela del suburbio de Niles y fue segundo en la categoría de 15 a 20 años, se refirió a la temperatura de 35 grados que hubo durante la carrera. “Estaba bonito porque estaba frío pero se calentó el cuerpo y luego estuvo todo bien”, señaló.
Las mujeres aportaron belleza y color a la competencia. Mónica Avalos, de San Luis Potosí y tercera en la división de 35 a 40 años, explicó el proceso anterior a la carrera. “(El dibujo de la cara) lleva de 15 a 20 minutos, son tatuajes y pegamentos y los compré Amazon”, comentó.