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Además de tener que manejar un vehículo de 20 toneladas a través del tráfico de la ciudad, los conductores de autobuses de la CTA, también tienen que lidiar con gritos, tarjetas de tarifas falsas y, en algunas ocasiones, ataques físicos.

El sindicato de conductores de autobuses anunció un aumento en las agresiones a los conductores y culpa a las barreras inadecuadas en los autobuses, la falta de servicios de salud mental en la ciudad y la falta de respeto por las personas que simplemente hacen su trabajo.

“Tienes que ver lo que está sucediendo en nuestra ciudad, con el cierre de instituciones mentales y mucha gente sin hogar en la calle”, dijo Keith Hill, presidente de Amalgamated Transit Union Local 241. Agregó que a veces enfrentamiento sobre una tarifa o cuando falla una tarjeta de Ventra, puede llevar a una situación hostil.

La CTA dijo que el número de ataques graves se ha mantenido estable en los últimos años, pero comparte las preocupaciones del sindicato y está trabajando en más medidas para proteger a los conductores.

“Un incidente más, es demasiado”, dijo el portavoz de CTA, Brian Steele.

Las agresiones en los últimos años han incluido golpes en la cabeza a los conductores, gases lacrimógenos, han sido rociados con lejía, baleados, azotados con bolas de nieve e incluso golpeados con una bolsa de pollo congelado, según los registros de Hill y CTA.

La CTA dijo que ha informado al gobierno federal de un promedio de aproximadamente 30 agresiones al conductor por año que son lo suficientemente graves como para verse forzado a ir al hospital: 35 en 2014, 29 en 2015, 27 en 2016, 26 en 2017 y 12 hasta junio de este año. La CTA emplea a unos 4,000 operadores, lo que demuestra que los incidentes son raros.

Hill dijo que el sindicato también está estudiando ataques que pueden no requerir atención médica, como cuando se les escupe. Desde que el sindicato comenzó a llevar un conteo de ese tipo de ataques el otoño pasado, han aumentado en la medida que avanza el verano, desde un promedio de 8.6 incidentes por mes desde octubre hasta febrero y hasta 16.3 incidentes por mes entre marzo y agosto.

Los miembros del sindicato han distribuido folletos que exigen “cargos máximos por delitos graves” contra los acusados ??de ataques a conductores de autobuses.

Un asalto serio fue reportado a principios de este mes. Según la Policía, una conductora de autobús de 47 años conducía a lo largo de la cuadra 8600 S. Damen Ave., el 12 de septiembre cuando un pasajero comenzó a fumar un cigarrillo dentro del autobús. Otro pasajero se quejó, lo que llevó al sujeto que fumaba a acercarse al conductor, agarrarle los pechos y demandar sexo, dijo la Policía. El conductor huyó del autobús y el perpetrador intentó conducir el autobús sin éxito, dijo la Policía.

El hombre acusado de la agresión está bajo custodia, acusado de tres delitos graves de abuso sexual criminal, secuestro vehicular y agresión agravada contra un empleado de tránsito, según la oficina del fiscal estatal de Cook County.

Si bien tanto la CTA como el sindicato están de acuerdo en que se debe hacer más para detener los ataques a los conductores, difieren en qué hacer exactamente.

Steele dijo que la mayoría de los autobuses están equipados con escudos barrera para el operador, que están hechos de un policarbonato fuerte y transparente llamado Lexan. Los autobuses más viejos tienen barreras parciales, mientras que los más nuevos tienen puertas completas, dijo Steele. Ninguno encierra completamente a los conductores, y algunos autobuses no tienen barreras en absoluto.

Cada autobús tiene hasta 10 cámaras de seguridad, dijo Steele. La CTA también está agregando cámaras de seguridad e iluminación adicional a los autobuses. La agencia actualizó sus sistemas de comunicación de autobuses en 2014, proporcionando a los conductores un enlace al centro de control de CTA.

Hill dijo que las barreras actuales son inadecuadas y que los pasajeros pueden acceder a los conductores fácilmente.

“Queremos estar completamente encerrados”, dijo Hill. El sindicato favorece una barrera que protege por completo al conductor, similar a la forma en que un operador ferroviario está completamente cerrado, con una ventana que permite a los conductores interactuar con los pasajeros, pero se puede cerrar rápidamente en caso de emergencia, dijo Hill.

El sindicato también quiere más ayuda policial en las rutas problemáticas en vecindarios con alto índice de delincuencia, como Englewood, Garfield y Lawndale. El portavoz de la Policía Anthony Guglielmi dijo que la Policía tiene una unidad dedicada al transporte público, exclusivamente a la seguridad de la CTA, y los distritos individuales trabajan con la agencia en patrullas policiales dirigidas.

Para leer la columna completa en Inglés haz click aquí.

mwisniewski@chicagotribune.com

Twitter @marywizchicago