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WASHINGTON (AP) – Conmociones, dientes rotos, dolores de cabeza y un derrame sanguíneo en un ojo. Esas son algunas de las lesiones que manifestantes afirman que sufrieron luego de ser golpeados por miembros del cuerpo de seguridad del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a las afueras de la residencia del embajador de Turquía en Washington.

Turquía dijo que el enfrentamiento del martes fue culpa de los manifestantes que provocaron de manera agresiva a los turco-estadounidenses que se habían reunido para ver a Erdogan. Los manifestantes sostienen que fueron atacados por elementos de seguridad mientras realizaban una protesta pacífica. Un video compartido el jueves en redes sociales muestra a Erdogan observando el tumulto.

Lucy Usoyan, de 34 años y residente de Arlington, Virginia, dijo que los manifestantes gritaron en cierto momento “larga vida a Estados Unidos” y prosiguieron con gritos de “Asesinos de bebés”, al momento en que Erdogan arribó a la residencia tras su encuentro con el presidente Donald Trump.

Antes de que Usoyan pudiera reaccionar, estaba en el suelo, golpeada con “botas sobre mi cabeza, sin parar”, relató. Perdió el conocimiento y pasó la noche en un hospital, en donde le dijeron que sufrió una lesión cerebral, de la que podría tardar seis semanas en recuperarse.

“En su país, pueden hacer lo que quieran”, dijo Usoyan de sus agresores. Pero dice que antes de la protesta pensó: “Bueno, nadie hará algo violento por estar en territorio estadounidense”.

El Departamento de Estado de Estados Unidos definió el incidente del martes como “profundamente perturbador” e insistió en que se realizará una “exhaustiva investigación” para dar con los responsables. Tom Shannon, el secretario de Estado interino, se reunió el miércoles con el embajador turco Serdar Kilic, para hablar sobre el altercado.

Los legisladores estadounidenses exigieron acciones más estrictas. El senador republicano John McCain dijo que el gobierno “debería mandar al demonio al embajador”.

La embajada de Turquía en Estados Unidos alega que los manifestantes estaban relacionados con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva tres décadas de insurgencia contra el gobierno turco y al que Estados Unidos considera como un grupo terrorista.

Pero Mehmet Yuksel, quien llegó inmediatamente después del incidente y dice conocer a casi todos los manifestantes _ poco más de una docena _ afirma que no están relacionados con esa organización. Dijo que entre las víctimas había estadounidenses y que no hubo una justificación para el ataque.

“Es muy fácil para Turquía culpar a cualquiera que sea una víctima”, dijo Yuksel.

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Los periodistas de Associated Press Ben Nuckols, Josh Lederman y Richard Lardner contribuyeron a este despacho.