El cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, tiene 20,100 seguidores en Twitter. El 20 de junio, a la luz de una nueva orden ejecutiva del presidente Donald Trump para que las familias migrantes no fueran separadas en la frontera, esos seguidores habían visto una serie de tuits condenando el tratamiento de familias migrantes.
“No hay nada remotamente cristiano, estadounidense o moralmente defendible sobre una política que le quita sus niños a los padres y los almacena en jaulas”, tuiteó Cupich. “Esto se está llevando a cabo en nuestro nombre y la vergüenza es de todos nosotros”.
Menos de un mes después la Arquidiócesis de Chicago manifestó su responsabilidad con su feligresía y a beneficio de sus 2,180,000 seguidores de fe; celebró entre el 11 y 15 de julio, el Instituto Pastoral Migratorio para entrenar a participantes de 11 parroquias de diferentes partes del país.
Shanahan es sacerdote en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes entre los barrios de Uptown y Ravenswood en Chicago. Allí, actúa como guía espiritual para el ministerio del liderazgo de inmigrantes. La Pastoral Migratoria surgió de las ruinas del intento de una reforma migratoria integral en 2007, cuando la comunidad inmigrante sentía una necesidad de ayudarse entre sí.
“Ahora se está haciendo más difícil, porque la gente necesita un número de Seguro Social para todo y muchos de ellos están perdiendo sus empleos debido a la situación como indocumentados”, dijo la organizadora pastoral Guadalupe Partida. “Creo que está empeorando con la administración que tenemos ahora”.
Partida trabaja con las parroquias en la región del sureste de Chicago, que incluye las iglesias de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Guadalupe y San Jorge. Estas iglesias componen parte de las 40 parroquias hispanas y los más que 200 líderes laicos hispanos dentro de la Pastoral Migratoria.
Esta inmensa red de ayuda es tejida de los componentes principales del desarrollo de liderazgo y reflexión, la justicia y el servicio, y el acompañamiento. Fue creada en un tiempo de dificultad, y hoy afronta estreses similares, dijo el sacerdote. “Siento que lo que estamos haciendo aquí es más importante que nunca en mi vida. Estamos enormemente decepcionados, frustrados”, dijo Shanahan. “Estamos tratando de mantener la esperanza”.
Si la Pastoral Migratoria así misma intenta mantener la esperanza a través de acciones concretas – como clases de ciudadanía, marchas y consulta legal – el Instituto Pastoral Migratorio intentó difundir esa esperanza como respuesta a un ambiente nacional de incertidumbre.
“Creo que las personas también están desanimadas”, mencionó Partida. “Tienen miedo de salir y tratar de involucrarse en la comunidad, porque como no tienen documentos no quieren exponerse tanto”.
El adiestramiento del Instituto trató de implementar la metodología del documento de la Conferencia de Obispos en Latinoamérica, conocido como Aparecida, para animar a los inmigrantes ser “actores de su propio desarrollo”.
“Especialmente aquellos de nosotros que hemos estado aquí el tiempo suficiente para poder entender el sistema, cómo funciona y dónde encontrar los recursos, pueden ayudar a aquellos que vinieron recientemente y que no saben cómo moverse, cómo buscar ayuda ” dijo Partida.
Desde la tercera archidiócesis más grande en Estados Unidos hasta las otras 11 diócesis, que incluyen Los Angeles, Atlanta y Nueva York, ahora la metodología se está expandiendo. La fundadora de la Pastoral Migratoria, Elena Segura, estaba presente en el Instituto.
Hace cuatro años, ella viajó a una conferencia de inmigración en Kansas City para empezar a compartir el empoderamiento. Cuatro años más tarde, la líder en el ministerio social de las bases se siente alegre de continuar sirviendo a su prójimo a lo largo del país.
Laura Zornosa es pasante como periodista multimedia en HOY Chicago. Estudia Periodismo y Estudios Internacionales en la Universidad Northwestern.
