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Tras décadas impulsando la influencia de la comunidad hispana, la impotencia invade a Juan Andrade Jr., quien no logra contener las lágrimas y reconoce que no estaba listo “para perder la pelea”.

Cuando piensa que a sus 67 años sus ojos no verán una reforma migratoria justa, el promotor del registro de votantes y del poder político hispano expresa tristeza y frustración.

Considera que así cómo él en ocasiones se siente cansado, el liderazgo que representa a ésta comunidad también se está cansando, y eso podría propiciar la pérdida de poder político, dice el analista.

Andrade Jr., quien piscó algodón desde los 4 años en los campos de Texas, y fue repartidor de periódico, lavaplatos, boxeador, alumno universitario, poseedor de varios doctorados y galardonado en la Casa Blanca con la Medalla Presidencial por su servicio a la nación; es también considerado como la máxima autoridad en el registro de votantes.

Durante más de 40 años, Andrade Jr., presidente del Instituto de Liderazgo Hispano de Estados Unidos (USHLI), ha visto crecer el poder político latino y ahora que los demócratas no han podido aprobar una reforma migratoria y los republicanos ofrecen legalización sin ciudadanía, siente que hay un estancamiento por falta de liderazgo.

Peor aún, pues considera que esos 11 millones de indocumentados que se quedarían sin ciudadanía y sin voto se traducen en la pérdida de unos 12 años de avance político para la comunidad hispana.

Los principios republicanos darían residencia y un alivio contra las deportaciones a los 11 millones, hay que aceptarlos, y luego seguir luchando por más derechos, comentó el representante federal Luis Gutiérrez.

Andrade Jr. no culpa a Gutiérrez por esa decisión. “Él sabe lo que es posible y lo que no; si él dice que eso es lo mejor, hay que creerle. Aunque no estoy de acuerdo. Yo no estoy listo para darme por vencido. Es una pelea que yo no estaba listo para perder”, indicó Andrade Jr.

Y sugiere que “es hora de bajarle la palanca al inodoro” y limpiar el Congreso y elegir un nuevo liderazgo, porque ninguno de los partidos responde a las necesidades hispanas, asegura.

Cuando habla del presidente Barack Obama expresa frustración, pues asegura que al principio tenía esperanza en él, aunque pronto empezó a perder la confianza “en su habilidad de cumplir sus promesas” y se desilusionó, dice.

Y asegura que aunque Obama ha hecho cosas buenas en su administración, lo que cuenta para la mayoría de los hispanos es el tema migración y en eso “nos falló, prácticamente nos traicionó, no nos cumplió, prometió y el pueblo le creyó y votaron por él. Nos debe la única cosa que le pedimos: la reforma abarcadora”.

Andrade Jr. dice que gracias al voto hispano los demócratas obtuvieron la mayoría en la Cámara de Representantes en 2006 y la mayoría en el Senado en 2008. Obama pudo pasar la reforma en 2009 en ambas cámaras, “y no lo hizo, y para mí eso es una traición imperdonable”, agrega.

Y gracias a esa traición, cada año 400,000 personas han sido deportadas por los últimos 5 años, “más de 2 millones de almas ya no están aquí”.

Andrade siembra sus esperanza de un liderazgo pujante en las nuevas generaciones, la semana pasada miles acudieron a la 32 Conferencia de USHLI en Chicago, un evento anual del que han surgido líderes electos a escaños políticos, comisiones o cargos en agencias comunitarias.

Y el congresista Gutiérrez le da la razón, dice que capturar “la energía y entusiasmo de los jóvenes es clave para que no muera” la influencia hispana en Estados Unidos.

Gutiérrez recuerda que en su juventud, cuando se postuló por primera vez en 1984, perdió con el 24% del voto, y lejos de relegarlo, Andrade Jr. lo impulsó.

“Me dio la oportunidad de demostrar mi liderazgo, no vio en mÍ a un joven que perdió y con el que barrieron el piso en la elección, vio en mÍ –como lo ve en otros jóvenes– la capacidad de organizar a una comunidad, esa fe me llevó hasta el Congreso”, recuerda Gutiérrez.

El legislador dice que entiende la desilusión política de Andrade. “Se necesita menos liderazgo político partidista y más liderazgo comprometido con la comunidad”, aseguró.

El Congresista indicó que en este momento el 95 por ciento del Caucus demócrata en la Cámara Baja apoya la reforma migratoria, “si el 15 por ciento de los republicanos la apoyara, tendríamos una reforma”, comentó.

Emma Lozano, presidenta de Pueblo Sin Fronteras y quien ha liderado el movimiento pro reforma migratoria por años en Chicago, dice sentirse “vieja”, pero al igual que Andrade Jr. mantiene la esperanza en los jóvenes, que en elecciones recientes salieron a votar en números significativos.

En especial se siente orgullosa y esperanzada en los “dreamers”.

Lozano argumenta que ellos saben cómo es ser de éste lado y del otro lado; los describe como muy inteligentes, con muchas ganas de estudiar, trabajar y de convertirse en ciudadanos; dice que ellos van a hacer una diferencia en Estados Unidos porque saben organizarse.

“Tengo mucha fe en los “dreamers”. Ellos tienen su futuro y el de sus padres en sus manos. Están despiertos y tomando la acción en sus manos”, comentó Lozano.

José Luis Gutiérrez, director asociado de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC), considera que el liderazgo latino ha fallado al no saber concretar sus demandas. Sugiere cambiar de estrategias y pensar bien cómo ser efectivos.

José Luis Gutiérrez dice que hay organizaciones muy consolidadas con liderazgos muy fuertes, pero eso no se ha traducido en políticas públicas. Para el activista mexicoamericano es básico incorporar a las nuevas generaciones en la creación de conciencia política.

“Debemos tener una educación electoral, demostrar a los candidatos su falta de representación. En este momento los partidos demócrata y republicano son modelos agotados. Las nuevas generaciones deberán demostrar a esos partidos que antes del interés de un partido o un sector de los partidos, está el interés de nuestra comunidad”.