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El papa Francisco ora junto al cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington (izquierda) en la capilla del Sagrado sacramento en la catedral de San Mateo apóstol el miércoles 23 de septiembre de 2015. JONATHAN NEWTON/AP
Jonathan Newton / ap
El papa Francisco ora junto al cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington (izquierda) en la capilla del Sagrado sacramento en la catedral de San Mateo apóstol el miércoles 23 de septiembre de 2015. JONATHAN NEWTON/AP
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El papa Francisco dijo a obispos estadounidenses el miércoles que deben evitar el lenguaje “divisivo” y crear una iglesia que tenga el calor del “fuego de la familia” al delinear el tipo de catolicismo que debe existir en Estados Unidos, alejado de la posición defensiva en asuntos sociales que ha caracterizado a líderes clericales.

Durante la oración en la catedral de San Mateo Apóstol en Washington, Francisco dijo a los obispos que estaba al tanto de que “el campo en el que siembran no da frutos” y que existe la tentación de pensar en volver a “tiempos idos y lanzar ásperas respuestas a una feroz oposición”.

Pero llamó a los obispos a encontrar formas de llegar a la gente “con el poder y la cercanía del amor” que, dijo, “cuenta más que sus posiciones, que pueden estar distantes de lo que creemos es verdad y cierto”.

“El lenguaje áspero y divisivo no corresponde a la lengua del pastor. No tiene sitio en su corazón”, dijo Francisco.

Los comentarios del papa fueron su exhorto más reciente a abrir a todos las puertas de la iglesia, sin importar las creencias de la gente ni su conducta. Usó la metáfora de un hospital de guerra que atiende a los heridos antes de resolver otros problemas pero sus palabras tuvieron un énfasis especial al encontrarse con todos los obispos del país.

Muchos obispos han tenido dificultades para aceptar la orientación que le quiere imprimir Francisco a la Iglesia católica hacia los problemas de justicia social. Casi todos fueron designados por sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sus prioridades han sido establecer límites claros a las conductas de los católicos frente a la legalización del aborto, los nuevos derechos gay y el abandono de las religiones establecidas por parte de muchos en Occidente.

La Iglesia estadounidense gasta cientos de millones de dólares anuales a través de sus agencias de servicios sociales y durante muchos años ha bregado por la reforma del sistema inmigratorio para reunir familias, recibir refugiados y dar a los pobres la oportunidad de una vida mejor. Pero la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos dedica cada vez más recursos a las campañas de gran repercusión contra el aborto, la anticoncepción y el matrimonio gay. Los obispos dicen que no tienen opción ante el avance de políticas gubernamentales que consideran inmorales. Como líderes de las mayores congregaciones del país se convierten en los portaestandartes de religiosos conservadores y se han involucrado en polarizantes enfrentamientos políticos.

Francisco dijo a los obispos que no abandonaran sus prioridades y que no tenía intención de “ofrecerles un plan o diseñar una estrategia”.

Más tarde, en un acto que no estaba en la agenda oficial, visitó a integrantes de las Hermanitas de los pobres, para resaltar su apoyo a una orden religiosa que demandó el gobierno de Barack Obama por el requisito de brindar seguro de salud que incluya planificación familiar contenido en la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible.

En el servicio en la catedral Francisco dijo que debe ponerse atención a “la inocente víctima” pero dijo que el aborto es uno de los temas esenciales a la misión de la iglesia, junto a la protección a los niños del hambre o la guerra, la atención a los ancianos y enfermos y la protección del medio ambiente.