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El padre Alejandro Solalinde. CHRIS SWEDA/CHICAGO TRIBUNE
Chris Sweda / Chicago Tribune
El padre Alejandro Solalinde. CHRIS SWEDA/CHICAGO TRIBUNE
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Justo cuando se celebrará en Chicago la Cumbre de la OTAN, donde los líderes del mundo tratarán entre otros temas el de migración, tráfico humano y seguridad; llega a esta ciudad el padre Alejandro Solalinde, defensor de los inmigrante, pro derechos humanos y quien ha expuesto su vida por desafiar tanto a las autoridades como a los grupos criminales.

Solalinde, aterrizó en Chicago y no vaciló en denunciar a uniformados, gobierno, partidos políticos y traficantes, con tal de proteger a los cientos y a veces a miles de centroamericanos que pasan por su albergue diariamente y que están expuestos a todo tipo de violaciones.

Tras su salida temporal y “obligada” de México, Solalinde dijo el miércoles en Chicago que no le teme a las amenazas de muerte que ha recibido recientemente y por lo que se le pidió salir del país un par de meses.

Lo que sí le aterroriza al sacerdote, es dejar de luchar por la seguridad de los migrantes; ya que Ixtepec, Oaxaca, donde estableció el albergue Hermanos en el Camino, hace siete años, se ha convertido en un punto estratégico para el crimen contra los migrantes, “es la gran plaza para comercializar ‘mercancía’ humana, porque allí llega en abundancia”, indicó.

Para los traficantes, los inmigrantes son la mercancía que necesitan para trata de personas con fines de explotación laboral y sexual, para tráfico de órganos, tráfico de personas, venta de niños; o trasiego de drogas, ya que es donde se surten de muleros para que la transporten, explicó.

“¿Por qué me quieren matar?, porque quieren limpiar la plaza, porque estoy tocando intereses muy grandes”, dijo el sacerdote en entrevista con el diario HOY, y enumeró a una “generación terrible” de gobernadores y funcionarios priistas, algunos de los cuales están siendo investigados por su vinculación con Los Zetas, “esos son los que me amenazan”, los que lo quieren matar, dijo el sacerdote.

PRI, PAN, PRD

Y en año electoral “el PRI y el PAN, son la misma cosa, van de la mano, han hecho componendas, por eso no se ha podido hacer el cambio, porque ambos han formado un equipo para defender sus intereses; ninguno de los dos piensa en México. Por eso la gente rica ha prosperado y es cada vez más rica; y el pobre, cada vez más pobre”.

Respecto al PRD, el padre indicó que la izquierda “es izquierda solo de nombre, porque se han vuelto convenenciera y pragmática; más sin embargo, “de todo lo malo, hay que elegir lo menos peor”, indicó.

El sacerdote dijo que el futuro está en manos de los jóvenes y las mujeres; dijo que ninguna publicidad, “ni las mejores logísticas electoreras son capaces de lograr lo que la nueva generación de votantes y las mujeres pueden hacer por México”.

Y pidió a las mujeres “no ser telenoveleras, que no se dejen llevar por la apariencia, que se pongan a pensar en México, porque hay caras bonitas, pero lo que llevan en sus corazones solo Dios lo sabe”.

La bendición de Estados Unidos

Y describió al flujo migratorio como la bendición que le puede dar a Estados Unidos un corazón humano.

“El flujo migratorio está impulsado por Dios; con su pobreza los migrantes enriquecen espiritualmente”, son los “re-fundadores” de esta nación, “a través del amor a la familia, al ser humano, con su trabajo honrado y con su trabajar para vivir y no para tener. Los pobres siempre han sido la reserva espiritual del mundo.

En los planes de Dios, está el no dejar solo a Estados Unidos con su dinero; le manda a los migrantes para que se compense su materialismo”.

Y dijo que está entusiasmado por regresar al refugio de los migrantes que cruzan por México en su afán por llegar al norte; regresará en julio, y con muchos planes, añadió.

Solalinde dijo que a sus 67 años se ha considerado un hombre lo suficientemente fuerte como para soportar el sufrimiento manifestándose de diferentes terribles maneras en cada historia que escucha; pero cuando se vio obligado a dejar el refugio, se dio cuenta que es un ser humano al que le hacía falta “llorar, gritar, platicar, desahogarse” de lo que lleva dentro.

De Chicago se dirige a Miami, Canadá, y luego a Europa.