10 abr (Reuters) – Los estadounidenses que reciben un ri +/- ‘n
de un donante vivo que no es un familiar suelen ser personas
blancas, con alto nivel educativo y que viven en vecindarios m ¡s
adinerados, seg ?n un estudio que insta a un mayor alcance en la
promoci ‘n de la donaci ‘n en vida.
Los investigadores, cuyos resultados aparecen en Journal of
Urology, dijeron que los hallazgos demuestran que las barreras
educativas y financieras dificultan el acceso de los pobres y de
las minor -as a la donaci ‘n y recepci ‘n de un ‘rgano.
“No estamos haciendo lo suficiente en este pa -s para remover
los desincentivos de la donaci ‘n en vida”, dijo Gabriel
Danovitch, autor del estudio y director del programa de
trasplante de ri +/- ‘n y p ¡ncreas de la University of California en
Los Angeles (UCLA).
El ri +/- ‘n es uno de los pocos ‘rganos que una persona puede
donar en vida manteniendo una vida saludable, al conservar otro.
Desde 1990, los avances en la inmunosupresi ‘n han vuelto
cada vez m ¡s segura la recepci ‘n de un ‘rgano de alguien con
quien no estamos biol ‘gicamente relacionados. Las t (c)cnicas de
cirug -a menos invasivas tambi (c)n facilitan la donaci ‘n.
Pero mientras que los costos m (c)dicos para un donante vivo
suelen ser cubiertos por el seguro de salud, hay otros gastos
adicionales -como el viaje y el tiempo fuera del trabajo- que
no.
Para ver qui (c)n era m ¡s propenso a donar, Danovitch y sus
colegas observaron informaci ‘n sobre el total de 39.000
trasplantes renales adultos realizados en Estados Unidos entre
1997 y el 2007 que se produjeron con un donante vivo.
El equipo reuni ‘ informaci ‘n sobre educaci ‘n, raza, tipo de
cobertura m (c)dica, c ‘digo postal y si las personas eran
parientes.
Danovitch y sus colegas hallaron que las donaciones de ri +/- ‘n
de personas no parientes se volvieron m ¡s comunes, trepando del
7 por ciento de los donantes vivos en 1997 al 26 por ciento en
el 2006.
La amplia mayor -a de los donantes sin v -nculo familiar
ten -an una relaci ‘n emocional con el paciente, como ser amigos.
En pocos casos, no obstante, los ‘rganos proven -an de
voluntarios sin relaci ‘n alguna.
Con todo, el equipo descubri ‘ que tanto los donantes como
los receptores sin relaci ‘n eran generalmente mayores y sol -an
vivir en vecindarios de mayores ingresos que los donantes y
receptores con relaci ‘n, adem ¡s de ser m ¡s propensos a tener un
t -tulo universitario.
Los pacientes con mayor nivel socioecon ‘mico eran
probablemente m ¡s propensos a tener acceso a posibles donantes
con recursos y prop ‘sitos similares, escribieron los autores.
“No se trata de que (las personas de grupos socioecon ‘micos
m ¡s bajos) se preocupen menos por sus seres queridos, sino de
que no pueden pagar el vuelo o el hotel ni perder su empleo”,
dijo Danovitch a Reuters Health.
Los donantes de ri +/- ‘n suelen tener que tomarse seis semanas
fuera del trabajo luego del trasplante. Adem ¡s, las barreras
informativas explicar -an por qu (c) los receptores de ‘rganos de
donantes no relacionados son m ¡s proclives a haber tenido mayor
educaci ‘n.
Las diferencias culturales tambi (c)n ser -an un factor
importante, seg ?n los investigadores.
Amber Reeves-Daniel, directora m (c)dica de trasplante de
‘rganos abdominales del Centro M (c)dico Bautista de Wake Forest,
dijo que ha visto a receptores de trasplantes afroamericanos
recibir casi siempre un ri +/- ‘n de donante vivo de un pariente.
“Creo que hay un sentimiento de cercan -a en la estructura
familiar afroamericana de ‘vamos a hacer este trabajo'”, dijo
Reeves-Daniel, que no particip ‘ del estudio. “Si eso no
funciona, entonces dicen ‘solo recibir (c) un ri +/- ‘n de un donante
fallecido'”.
Pero el n ?mero de personas que espera un ri +/- ‘n de donante
muerto supera enormemente la disponibilidad. Seg ?n datos
oficiales, 91.000 personas est ¡n esperando ese ‘rgano en Estados
Unidos.
(Reporte de Kerry Grens desde Nueva York; Editado en espa +/-ol
por Ana Laura Mitidieri)