Skip to content
ARCHIVO - En esta foto de archivo del 28 de junio de 1978, el gobernador de Nueva York, Hugh Carey, señala una reproducción artística del New York Hyatt Hotel/Convention a construir donde antes se alzaba el hotel Commodore en Nueva York. Presentes en la ceremonia, de ozquierda a derecha, Donald Trump; el alcalde de Nueva York, Ed Koch; y el vicepresidente ejecutivo de la Urban Development Corp., Robert T. Dormer.  (AP Foto, File)
Uncredited / AP
ARCHIVO – En esta foto de archivo del 28 de junio de 1978, el gobernador de Nueva York, Hugh Carey, señala una reproducción artística del New York Hyatt Hotel/Convention a construir donde antes se alzaba el hotel Commodore en Nueva York. Presentes en la ceremonia, de ozquierda a derecha, Donald Trump; el alcalde de Nueva York, Ed Koch; y el vicepresidente ejecutivo de la Urban Development Corp., Robert T. Dormer. (AP Foto, File)
PUBLISHED: | UPDATED:

WASHINGTON (AP) – Las excavadoras y los cascos de seguridad tienen algo en común: unen a la familia.

Así sucedió con Donald Trump y su padre. Así sucede con Donald Trump y sus hijos.

Mucho antes de ser candidato presidencial, magnate de la construcción y astro de la televisión reality, Donald Trump era el hijo de Fred Trump y jugaba a armar casitas mientras su padre construía viviendas y edificios de apartamentos en el Brooklyn y Queens de la posguerra.

Seis décadas después, los tres hijos treintañeros de Donald Trump son vicepresidentes de su imperio inmobiliario y a la vez los principales impulsores de la campaña presidencial de su padre.

A través de las generaciones se ha transmitido un conjunto de valores familiares: trabaja mucho, habla fuerte, vende lujo y deja tu impronta.

Tal como su papá, Don hijo, Ivanka y Eric Trump eran los hijos del patrón antes de convertirse en directivos de empresa y de campaña. Lo seguían en sus visitas a las obras en construcción y construían rascacielos con Lego en el piso de su oficina.

“Esta es la tercera generación de constructores”, dijo una vez Don. “Creo que hemos sido programados genéticamente con demasiada ambición para quedarnos apoltronados y vivir de rentas por el resto de nuestras vidas”.

La característica familiar no se reduce al amor al ladrillo y la mezcla.

Fred Trump construyó su negocio inmobiliario vendiendo sueños de lujo a la clase media y mostrando “bellezas en bikini” bebiendo champagne en la pala de una excavadora, según el comentario de un viejo noticiario cinematográfico.

Un aviso de la inmobiliaria Trump de 1949 describe a Fred como “un individualista libre y vigoroso que satisface la necesidad básica de refugio”. Muchos de sus avisos finalizan con la frase “un nuevo y lujoso logro de Fred C. Trump”. Aparece en viejos artículos noticiosos ensalzando los impresionantes vestíbulos de sus edificios y la popularidad de las nuevas unidades que saben aprovechar el espacio.

Detrás de la apariencia de glamour había un modelo empresario agresivo que sabía aprovecharse del sistema. Fred Trump usaba exenciones impositivas y subsidios para dar rentabilidad a sus proyectos, y su hijo llevó adelante esa estrategia.

Los tres hijos mayores de Donald Trump -tiene otros dos de su segundo y tercer matrimonios- evidentemente heredaron la afición a los negocios de su padre y su abuelo. Los tres son vicepresidentes ejecutivos de la organización Trump y prevén ocuparse de todo el negocio si su padre se va a la Casa Blanca.