Cuando Ximena Navarrete ganó Miss Universo en Las Vegas, el 23 de agosto del año pasado, ataviada con los colores de la bandera mexicana (vestido rojo y aretes plata y jade), en México hubo hubo una doble reacción: felicidad por quien sería la segunda paisana en obtener la máxima corona de la belleza mundial e incredulidad en quienes demeritaban su esfuerzo diciendo que el premio se debía a los festejos del Bicentenario de la Independencia.
Con esta dualidad en mente arribamos a las oficinas de Donald Trump en Manhattan para entrevistarla en la recta final de su reinado. A primera vista, el porte y la belleza de Ximena son innegables. Y sus palabras iniciales, cuando saluda y se acomoda para la charla, son las de una mujer sencilla, amable y con los pies en la tierra.
Mientras la conversación avanza, se descubre a una mujer tenaz, valiente, segura y muy inteligente.
No queda duda: estamos, por supuesto, frente a una reina.
El factor Castellanos
“Las primeras preguntas que tenía en entrevistas eran si había ganado por el Bicentenario”, recuerda Ximena, más bien divertida por lo absurdo del tema.
“Me daba risa porque te critican si no ganas, y si ganas también. No puedes darle gusto a todo el mundo, es imposible. En el 2010 fue el Bicentenario de muchos países, no sólo del nuestro”.
En su momento, lo mismo se dijo cuando en 1991 ganó Lupita Jones; entonces el rumor era que había sido gracias al Tratado de Libre Comercio. Pero Ximena escuchó pronósticos negativos desde que entró a concursar.
“Hay un pensamiento derrotista de que México nunca gana”, expresa, “y curiosamente, cuando gano, mucha gente sigue buscando el pretexto negativo de que gané por otra cosa. Pues bueno, ¿ya que les dices? Si quieren pensar eso, que lo piensen”.
La realidad es que la historia detrás de esa corona es de mucha preparación. Apoyada por sus padres, a los 16 años, la tapatía ya era modelo. Cuando cumplió 18 años, mientras estaba en una pasarela, se le acercó un hombre para proponerle entrar a Nuestra Belleza Jalisco.
“Hugo Castellanos es el experto en las reinas de Guadalajara. En ese entonces no me interesó, yo estaba modelando y entré a la Universidad a estudiar Nutrición”, expresa.
“Sin embargo, siempre veía los concursos hasta que se metió Karla Carrillo (2008), que es muy amiga mía. Como la conozco, sé que no tenía palancas, que no estaba arreglado. Ella me explicó cómo funcionaba todo, así que dije: ‘Voy a intentarlo'”.
Ximena localizó a Castellanos y aceptó su propuesta. Y él le hizo una fuerte advertencia: “¿Estás segura? Porque vas a ganar”… Y ganó.
Cambio de vida
Ximena asegura que Jalisco es el Estado mejor preparado en estos concursos (las jalisciences ganaron en tres años consecutivos el título de Nuestra Belleza México en el 2008, 2009 y 2010), pues les dedican un mes y medio a las elegidas.
“Dan diferentes clases, rutinas de ejercicio, masajes, todo para verte mejor. Te hacen grabar comerciales y eso te da muchas bases. Además se celebra en el (Auditorio) Telmex, y el estar en un escenario como ése, te da mucha perspectiva. En otros Estados, todo es más chiquito o se hace por casting”, explica la aún Miss Universo.
“Lo que aprendí me sirvió mucho para el nacional, y ya que ganas Nuestra Belleza México, te dan un año de preparación, de cultura, de expresión verbal, corporal, rutinas de ejercicio dos veces al día, nutriólogo. Nos llevan a recorridos turísticos por el País, hacemos comerciales, ruedas de prensa, exámenes… y ahí está Lupita (Jones)”.
Luego de ganar Nuestra Belleza México 2009, la recién coronada dejó Guadalajara, su familia, sus estudios, su novio y sus amigas. Reconoce que renunció a la vida que tenía, pero que maduró y creció muchísimo.
“De Lupita lo que aprendí es que es una mujer muy fuerte y muy segura. Siempre se ha caracterizado por luchar por lo que quiere”, dice de quien estuvo presente durante su preparación.
“Obviamente es una responsabilidad ser la segunda Miss Universo mexicana, pero jamás pienso que tengo que ser mejor que ella; cada quien estuvo en años diferentes y nos tocan cosas distintas que aprovechar”.
De nivel mundial
Un año después de haber ganado, con más perspectiva de cómo fue todo, la modelo de 23 años asegura que la preparación de las mexicanas es de las mejores y que no le pide nada a la de otros países.
“De nuestro entrenamiento y de que las candidatas de cada año de nuestro país son muy buenas no hay duda”, afirma.
“Todos los años mandan a mujeres diferentes, porque en México hay variedad; y en ese aspecto, ganar creo que es algo que te toca vivir, de destino, porque no nos falta nada”.
Ya estando en el escenario del Hotel Mandalay en Las Vegas el año pasado, Ximena acepta que sí fue difícil ganar contra sus contrincantes, pero que nunca perdió la fe.
“Siempre pensé que daría lo mejor de mí, pero no estaba aferrada, para que si no ganaba, el golpe no fuera tan fuerte. Si es para mí, lo acepto con todo; si no, me regreso a Guadalajara a estudiar y a modelar, y no pasa nada”, recuerda que era su pensamiento en esos momentos.
Pero su vida daría un giro aún mayor cuando el 24 de agosto, justo al día siguiente de ser coronada, ya se encontraba viviendo en un departamento de lujo en Nueva York.
“Me gusta bastante, aunque estoy muy poco tiempo. Básicamente llego, dejo mis maletas y me vuelvo a ir. Tengo dos amigas aquí y cuando tengo oportunidad las veo. Es difícil estar lejos de mi casa, aunque ya estoy acostumbrada porque viví sola en México”.
Las causas sociales
La principal obra social a la que Ximena se dedicó durante su reinado fue a la de ayudar a gente con VIH. No la eligió ella, sino que es la causa preestablecida de Miss Universo, así que recibió entrenamiento inmediato en “Aid for Aids” y convive mucho con los enfermos.
“Cada que estoy en Nueva York voy periódicamente al Gay Men’s Health Crisis, a comer con ellos. También he visitado a muchos niños con cáncer. Voy a donde se me llame: en Cancún fui a entregar un premio a un hotel, y el dueño nos pidió que visitáramos un hospital. Ya habíamos terminado el viaje, pero por supuesto que fuimos. Hay que estar abiertos a lo que nos pidan”.
Pero de todas las causas con las que Ximena ha cooperado, la que más le impactó es la de los feminicidios en India.
“Ahí las mamás pobres, si saben que van a tener una niña, abortan; o si nace y es niña, la envenenan. Esto es porque al casar a su hija, ellos tienen que darle mucho dinero a la familia del esposo y quedan a su merced. Todo se presta para muchos abusos y, con tal de evitarlo, matan a sus hijas. Me pareció muy doloroso”, reflexiona.
El glamour
Ximena tiene un contrato con L’Oréal y participó en la publicidad de Old Navy como imagen de marca.
“Me encanta L’Oréal. Es una marca con mucho nivel, mucho prestigio, que presenta a las mujeres de forma muy elegante; creo que para cualquier modelo o actriz, es un placer, un honor”.
Una de sus primeras invitaciones como Miss Universo fue al programa de David Letterman, pero su participación fue muy criticada ya que muchos opinaron que el guión hizo quedar a las misses como tontas.
Ahí, Ximena daba una lista de lo que haría en su reinado y mencionó tener una cita con Osama Bin Laden para que lo atraparan, y brindarle paz y estabilidad a la vida romántica de Jennifer Aniston.
“Hay gente muy amargada que no sabe tomar las cosas como vienen. En los momentos que hay que estar serio, yo estoy seria; pero en los momentos que son de risa y de broma, pues también hay que aprender a estar así.
“Miss Universo es un ser humano, no una muñeca que no puede reírse. A mí me gustó hacerlo, fue cómico, sarcástico, lo disfruté, y la gente que siempre tiene algo malo que decir, lo dirá; así que, pues, ¡que digan lo que quieran!”.
Otras de las críticas más duras que Ximena recibió fue respecto a un video que subió a su blog sobre lo cansada que estaba en sus viajes, especialmente en Tailandia.
“Mucha gente no sabe qué niveles de cansancio puedo llegar a tener. Creen que ser Miss Universo es muy fácil y que no haces nada. Pero imagínate que vengo de otro viaje, llego a Nueva York y estoy sólo cuatro horas. No he dormido, ni comido, ni descansado. Me baño, cambio maletas y voy al aeropuerto. Hago tres escalas distintas, casi 25 horas de viaje, llego a Tailandia y me dicen que no puedo entrar”, describe todavía impactada.
“A mí me encantó ese viaje, pero en el video quisimos mostrar la realidad de mi trabajo. Tengo casi ocho meses sin horario, no puedo dormir, no puedo comer a veces ni sentada. La presión de lo que puedes decir y lo que no, de verte bien. Yo estuve de acuerdo en que lo pusieran. No soy una muñeca que no siento o que no puedo decir lo que pienso, también tengo derecho a decir que estoy cansada”.
La última decisión
Mañana en Sao Paulo, Ximena dejará su puesto coronando a la siguiente Miss Universo. Cuando se le pregunta qué es lo que más ganas tiene de hacer, la respuesta impacta: volver a tomar el control de su vida.
“Desde que gané Nuestra Belleza Jalisco te acostumbras a que alguien maneje tu vida, a que te digan dónde vas a vivir, a qué hora te tienes que levantar, dormir, con quién tienes que hablar, etcétera. Tu vida se convierte en tu trabajo”, responde.
“Me da tristeza dejar esto, pero la verdad, también mucha emoción porque por fin voy a decidir lo que quiero hacer en el momento en que yo quiera. También es padre que te resuelvan todo, y uno se acostumbra, pero me dan muchas ganas de ya decidir yo mi vida”.
De una cosa está segura: cuando llegue a México descansará por dos semanas seguidas.
“No me quiero dar más porque también sé que es el momento de ponerme a trabajar, pero sí necesito llegar a mi casa, a mi cuarto con mis cosas, ordenar y decir qué es lo que quiero hacer”.
Entre las posibilidades de Ximena están la de abrir un negocio donde su nombre sea una marca, y escribir un libro de sus experiencias como lo hizo Lupita Jones en 1993 con “Palabra de Reina”.
“Todo lo escribo en un diario porque no me quiero olvidar, y tal vez sería bueno editarlo más adelante”, señala.
También tiene muchas propuestas para actuar. Uno de sus premios como Miss Universo es asistir a la New York Film Academy a un curso de actuación, y cuando visitó India tuvo propuestas para trabajar en Bollywood, pero aclara que la actuación no le atrae.
“La verdad nunca me ha interesado tanto la actuación. Me preparé en el CEA con lo de Nuestra Belleza, pero no lo siento; a mí me encanta el modelaje, tanto de pasarelas como de fotografía, tal vez algo de conducción podría ser, pero nunca digas nunca”.
Además, ahora le gustaría ayudar a asociaciones que se dedican a los desórdenes alimenticios.
“Cuando fui Nuestra Belleza México trabajé con Ellen West y es de las cosas más difíciles que me ha tocado porque pues siendo Nuestra Belleza, ¿qué les dices a niñas que quieren ser delgadas, que quieren ser como modelos?”, expresa.
“No tengo todos los conocimientos de nutrición, no acabé mi carrera, pero espero que haya servido de algo. Los desórdenes alimenticios es un tema que siempre me ha llamado mucho la atención”.
Finalmente, Ximena da sus últimos consejos a las mujeres mexicanas, desde su su experiencia como Miss Universo, y confiesa lo que la hizo ganar.
“Si puedes verlo en tu mente, lo puedes lograr. Tienes que trabajar duro, las limitaciones te las pones tú misma y si tú no crees en ti mismo, la gente no creerá en ti.
“Es lo que yo apliqué, a mí no me importaba si me decían que no iba a ganar. Creo que hay que hacer, calladitos, todo para que salgan las cosas bien; yo no les rebatía, sólo trabajé y sí se pudo.
“Como mujeres no necesitamos depender de nadie ni económicamente, ni sentimentalmente. Si tú no crees en ti misma, estás perdida. Trabajar y creer en ti, ahí está la clave”, palabras de reina.
Es ella, la más bella
Moda: “Me gusta vestirme muy sencilla, sobria, clásica; siempre he pensado que menos es más. Aquí tenemos una asesora que nos dice qué se nos ve bien, pero yo puedo decirle lo que me gusta y lo que no. Recibimos muchos patrocinios. Yo me vine a Nueva York al día siguiente de Las Vegas, no fui a México por mis cosas; así que me dieron todo el guardarropa que yo necesitaba para invierno”.
Zapatos: “El nuevo patrocinador de Miss Universo se llama Chinese Laundry y están increíbles, me encantaron. Me mandaron varios pares y son con los que ando todo el tiempo”.
Ropa: “Sherri Hill también me manda vestidos, pero si es un evento como esta entrevista puedo vestir algo más casual”.
*Por Doly Mallet