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ARCHIVO - Fotografía de archivo del 16 de octubre de 2015 muestra a un empleado de Médicos sin Fronteras caminando dentro del destruido hospital de la organización después de un ataque aéreo estadounidense, en  Kunduz, Afganistán. (Foto AP/Najim Rahim, archivo)
Najim Rahim / AP
ARCHIVO – Fotografía de archivo del 16 de octubre de 2015 muestra a un empleado de Médicos sin Fronteras caminando dentro del destruido hospital de la organización después de un ataque aéreo estadounidense, en Kunduz, Afganistán. (Foto AP/Najim Rahim, archivo)
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WASHINGTON (AP) – Más de una decena de efectivos militares de Estados Unidos fueron sancionados -pero no enfrentan cargos penales- por los errores que derivaron en el bombardeo el año pasado a un hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán, en el que murieron 42 personas, dijeron funcionarios de Defensa.

El castigo, el cual no ha sido anunciado públicamente, es administrativo en su mayor parte. Pero en algunos casos las acciones, como cartas de reprimenda, son tan fuertes que ponen fin a las posibilidades de que el sancionado ascienda de rango. Las fuerzas militares han dicho antes que algunos miembros del personal fueron suspendidos de sus labores, pero no se han proporcionado más detalles.

Entre los disciplinados están tanto oficiales como personal enlistado, pero funcionarios dijeron que no hay ningún general entre ellos.

Los funcionarios, quienes solicitaron no ser identificados debido a que no están autorizados a hablar sobre los resultados, dijeron que el proceso disciplinario está cerca de ser completado. Se deriva de una investigación militar sobre el ataque ocurrido el 3 de octubre de 2015, cuyos resultados se espera sean dados a conocer en los próximos días.

Sandra Murillo, una vocera de Médicos sin Fronteras, dijo que la organización de ayuda humanitaria no hará comentarios sobre acciones disciplinarias hasta que el Pentágono comunique sus decisiones directamente al grupo o realice un anuncio público.

El hospital, operado por Médicos sin Fronteras en la ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán, fue atacado por un avión AC-130 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, uno de los más letales en el arsenal estadounidense. El organismo activista calificó el ataque como “despiadado y brutal”, y exigió una investigación internacional, lo cual no ha ocurrido.

El general del ejército John Campbell, quien era el máximo comandante estadounidense en Afganistán cuando ocurrieron los hechos pero posteriormente renunció al cargo, calificó el incidente como un “accidente trágico pero evitable ocasionado ante todo por error humano”.

El ataque fue lanzado en momentos en que asesores militares estadounidenses estaban ayudando a fuerzas afganas a retomar Kunduz, que había caído en manos del Talibán el 28 de septiembre. Fue la primera ciudad importante en caer desde que los talibanes fueron expulsados de Kabul en 2001.

Funcionarios afganos aseveraron que el hospital había sido invadido por el Talibán, pero no ha emergido evidencia de ello. El hospital fue destruido y Médicos sin Fronteras dejó de operar en Kunduz.

El presidente Barack Obama se disculpó por el ataque, el cual fue uno de los más mortíferos en términos de civiles en los 15 años que lleva la guerra.

El comando estadounidense en Kabul dijo en febrero que expresó sus condolencias y ofreció pago de indemnización a más de 140 familias e individuos afectados por la ofensiva.

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La periodista de The Associated Press Lolita C. Baldor contribuyó a este reporte.