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Policías retiran a una manifestante durante un acto de campaña del aspirante a la candidatura presidencial republicana Donald Trump en Albuquerque, New Mexico, el martes 24 de mayo de 2016. (AP Foto/Brennan Linsley)
Brennan Linsley / AP
Policías retiran a una manifestante durante un acto de campaña del aspirante a la candidatura presidencial republicana Donald Trump en Albuquerque, New Mexico, el martes 24 de mayo de 2016. (AP Foto/Brennan Linsley)
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ALBUQUERQUE, New Mexico, EE.UU. (AP) – Un día después de que estallara un disturbio afuera de la sede de un acto de campaña del precandidato presidencial republicano Donald Trump, funcionarios de Albuquerque llegaron a la conclusión que la violencia tuvo menos relación con una protesta política que con un grupo revoltoso determinado a utilizar el evento para sembrar desorden.

Algunos participantes admitieron abiertamente que salieron a causar interferencia. Muchos entre la multitud fueron vistos con tatuajes de pandilla y en un momento determinado cantaron ante partidarios de Trump que ellos controlaban las calles.

“Me desperté con una resaca y otras cosas”, dijo Chelsea Rae Gray, de 24 años y dedicada a la música. “Y entonces dije, ‘a ver en qué tipo de caos nos podemos meter”’. Agregó que fue a la protesta vestida con pijama y robó algunas camisetas de la campaña de Trump a unos vendedores durante la confusión.

“Luego las quemé”, dijo.

Cuadrillas de limpieza pasaron el miércoles retirando vidrio roto y escombros quemados en la ciudad más grande del estado con mayor cantidad de hispanos en la nación. El alcalde y la policía estaban evaluando el daño que se extendió varias manzanas cerca de la histórica Ruta 66.

La violencia se desató cerca del sitio donde ocurrieron hace dos años tumultuosas protestas contra la policía, detonadas por acusaciones de excesivo uso de la fuerza por parte de agentes.

La manifestación del martes se convirtió rápidamente de una oposición política pacífica a un caos. Algunos policías y sus caballos resultaron heridos en enfrentamientos con manifestantes, quienes patearon patrullas y rompieron ventanas con piedras, dijeron las autoridades.

“Fue un disturbio que fue resultado de una turba que trataba de ocasionar daño a propiedad pública y lesiones a ciudadanos inocentes que ejercían su derecho constitucional a realizar una reunión pacífica”, dijo Dan Lewis, concejal de la ciudad.

La protesta, organizada originalmente por grupos intercesores conocidos por emplear tácticas no violentas, comenzó con los manifestantes reuniéndose al otro lado de la calle frente al Centro de Convenciones de Albuquerque, donde realizaba su acto de campaña Trump. Algunos activistas llevaron a sus hijos, quienes ondeaban carteles en contra de Trump ante partidarios del precandidato republicano que llegaban a escucharlo. Otros activistas ondeaban banderas mexicanas y estadounidenses. Uno cargaba una piñata.

Justo cuando iniciaba el discurso de Trump, algunos manifestantes lanzaron botellas de agua a partidarios del empresario, golpeando incluso a Dereck Scott, un hombre de 37 años en una silla de ruedas. “Tengo derecho a apoyar a quien yo quiera”, dijo Scott, cuya cabeza estaba roja donde fue golpeado; no requirió atención médica.