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ARCHIVO - En esta imagen de archivo del 29 de junio de 2015, manifestantes reunidos al otro lado de la calle de un restaurante en Chicago, antes de que el candidato republicano a la presidencia  de EEUU, Donald Trump, hable a los miembros del City Club de Chicago. (AP Foto/Charles Rex Arbogast, Archivo)
Charles Rex Arbogast / AP
ARCHIVO – En esta imagen de archivo del 29 de junio de 2015, manifestantes reunidos al otro lado de la calle de un restaurante en Chicago, antes de que el candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, hable a los miembros del City Club de Chicago. (AP Foto/Charles Rex Arbogast, Archivo)
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HIALEAH, Florida, EE.UU. (AP) – Berta Delgado dijo a los activistas conservadores que habían llamado a su puerta hablando en español que es republicana al “100 por ciento”, y estuvo de acuerdo en su argumento de que el candidato demócrata al Senado Patrick Murphy es demasiado progresista. Les dijo que habría votado por el senador Marco Rubio.

Eso, si es que vota. Delgado está tan molesta por la carrera por la presidencia que quizá se quede en la cama el día de las elecciones. A unas pocas manzanas de distancia, en la misma área cubano-estadounidense, Ernesto Gil aseguró a los activistas que también él apoya a Rubio. Pero que debido a Donald Trump, no tiene previsto votar a ningún otro republicano.

Cuando se trata de contactar y motivar a los votantes hispanos, los candidatos republicanos de todo el país enfrentan un obstáculo excepcional: su propio candidato a la presidencia. Las duras palabras de Trump sobre los migrantes que viven en el país sin permiso de residencia y sus promesas de deportarlos y levantar un muro fronterizo han ahuyentado a muchos de los 27 millones de latinos que se calcula pueden votar.

Los demócratas juegan la carta de Trump en todo momento y lugar.

La estrategia es evidente al revisar los anuncios de televisión en español. De los más de 6.800 anuncios demócratas para las elecciones generales emitidos la semana pasada por televisión, en torno al 70% mostraban a Trump, según un análisis de Associated Press sobre datos de Kantar Media. El análisis incluyó anuncios para las carreras al Senado, la Cámara de Representantes y gobernador, tanto los financiados por las campañas oficiales como los de grupos afines.

“Básicamente, si pones las palabras ‘Donald Trump’ en un anuncio, hace daño a los republicanos”, señaló Juan Cuba, director ejecutivo del Partido Demócrata en Miami-Dade.

En Nevada, donde más de un cuarto de la población es hispana, la aspirante demócrata al Senado Catherine Cortez Masto vincula a su rival republicano, el representante Joe Heck, al candidato a la presidencia en una batería de anuncios en español sobre “Heck y Trump”. Muchos concluyen con la frase “no nos respetan”.

Los partidarios del demócrata Patricio Moreno en la difícil carrera por arrebatar el escaño al representante Carlos Trujillo en el distrito que incluye a Doral, Florida, han apodado al republicano como “Trumpillo”. Y en una disputada carrera en Texas por un puesto en el Congreso, en un distrito con muchos hispanos, el representante republicano Will Hurd ha renegado de Trump y empezado a emitir anuncios diciendo que plantaría cara tanto a Trump como a la demócrata Hillary Clinton.

Trump es un tema fijo en los debates de estas elecciones.

La semana pasada en Orlando, el congresista Murphy pronunció 16 veces el nombre completo de Trump en un debate contra Rubio. Comenzó una respuesta diciendo “Hablemos de nuevo de Donald Trump, ¿de acuerdo?”. En el debate por el puesto de senador en Nevada, justo después de que Heck criticara a Trump por una conversación grabada en la que presumía de forzar el contacto con mujeres, Cortez Masto dijo que el rechazo de Heck era demasiado poco y demasiado tarde.

¿Por qué, preguntó, había sido aceptable que Trump llamara violadores y criminales a los mexicanos durante su acto de lanzamiento de campaña en junio de 2015?

Trump ha complicado mucho las cosas para un partido que sabe que necesita ganar apoyos entre los votantes hispanos.

Una de las principales conclusiones del análisis del Comité Nacional Republicano tras la derrota de Mitt Romney en las elecciones presidenciales de 2012 fue una conversación sobre la importancia de los latinos, cuyo apoyo había caído al 27% en comparación con el 44% que había votado al expresidente George W. Bush en 2004.

“No hay duda de que los republicanos han fracasado miserablemente en el pasado a la hora de conectar con los latinos”, dijo Daniel Garza, director ejecutivo de la Libre Initiative. El programa, financiado por los multimillonarios Charles y David Koch, intenta promocionar políticas conservadoras a los latinos.

Como otros grupos de los Koch, Libre no ha respaldado a ningún candidato en estas elecciones.

Cuando se le preguntó cómo podría complicar Trump los esfuerzos de Libre y otras organizaciones para labrar una comunidad, Garza dijo que “no hay duda de que las personalidades importan. Es difícil”.

Eso resulta evidente en Florida.

Rubio ha intentado con torpeza desvincularse de Trump, aunque dice que de todos modos le votará.

Durante su debate, Rubio atacó directamente a Murphy por una falta de popularidad entre los votantes latinos del estado. Pasando de largo por su complicado historial con la reforma migratoria, Rubio dijo que Murphy sólo había empezado a investigar el tema después de que “los consultores le dijeran que tenía que mejorar con los hispanos”.

Rubio formaba parte de un grupo que trabaja en legislación migratoria que incluye una vía a la ciudadanía para los que viven en el país sin permiso de residencia. Abandonó el proyecto cuando preparaba su campaña para optar a la presidencia.

Murphy no contrató a un director de contacto con los hispanos hasta finales de septiembre y no habla español. Rubio, un cubano-estadounidense con un dominio fluido del español, es mucho más conocido entre los latinos.