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Miguel Zamudio posa para una foto antes de una presentación del presidente Barack Obama en el Miami Dade College de Miami el 20 de octubre del 2016. Zamudio, de 18 años, es uno de muchos millennials que no solo votan sino que movilizan a otros para que acudan a las urnas, sobre todo familiares suyos. (AP Photo/Lynne Sladky)
Lynne Sladky / AP
Miguel Zamudio posa para una foto antes de una presentación del presidente Barack Obama en el Miami Dade College de Miami el 20 de octubre del 2016. Zamudio, de 18 años, es uno de muchos millennials que no solo votan sino que movilizan a otros para que acudan a las urnas, sobre todo familiares suyos. (AP Photo/Lynne Sladky)
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NUEVA YORK (AP) – De pequeña, Ariana Salas ayudaba a sus padres y primos mayores, que no hablaban inglés, a entender lo que les decía el médico o a rellenar formularios.

Ahora, con 24 años, esta joven de origen mexicano se asegura de que todos se hayan empadronado y estén listos para votar.

Salas es un ejemplo de cómo muchos millennials hispanos, que han ayudado a sus familias a navegar el sistema estadounidense durante años, se dedican ahora a promover el voto hispano y motivar a otros latinos con la ciudadanía estadounidense para que vayan a las urnas en la elección presidencial del 8 de noviembre.

“Lo hago con mis amigos también. Les pregunto qué es importante para ellos en estas elecciones. Quiero que se hagan escuchar con su voto”, dice la joven, nacida en Nueva York y que trabaja como profesora para un programa federal de ayuda a estudiantes.

Los millennials hispanos son clave no sólo por su voto, sino por su capacidad de movilizar a otros. Se cree que pueden impulsar la participación hispana, tradicionalmente baja y que podría ser determinante en las elecciones presidenciales.

Estos jóvenes, que tienen entre 18 y 35 años aproximadamente, son casi la mitad de los 27,3 millones de hispanos que podrán votar en el 2016, según el Pew Research Center, que los ha definido como el sector de mayor crecimiento en el electorado hispano.

A pesar de que en las elecciones presidenciales del 2012 tan sólo un 37,8% de millennials hispanos votó, según el Pew, expertos y activistas predicen que eso cambiará este año, en parte debido a la retórica del aspirante republicano a la presidencia Donald Trump, quien ha hablado a favor de construir un muro a lo largo de toda la frontera con México y de deportar a millones de inmigrantes que se encuentran en el país sin autorización.

La capacidad de movilización de los millennials hispanos no pasó inadvertida a las campañas de los aspirantes a la presidencia y de grupos que promueven el voto.

“Ellos son nuestros principales mensajeros”, asegura Francisco Heredia, director nacional de la organización Mi Familia Vota, que impulsa a los hispanos a ir a las urnas.

Su organización, explicó, cuenta con 400 voluntarios en Florida, Texas, Colorado, Arizona, Nevada y California, donde la elección será disputada, y la gran mayoría de ellos son millennials.

“En gran parte, nuestra campaña de petición de votos y nuestro trabajo principal está dirigido por muchos millennials, gente joven”, explicó, “Vamos a las escuelas y a las universidades para buscarlos y preguntarles si quieren trabajar con nosotros, hacer de voluntarios”.

Los millennials hispanos “motivan a sus padres y se aseguran de que generaciones mayores tienen la información necesaria para participar y asegurar que su voz se escucha en el proceso”, explicó Heredia, quien vive en Phoenix, Arizona.

Las inquietudes y preocupaciones de los millennials hispanos son las mismas que las del resto de los millennials, pero lo que los diferencia es que a menudo tienen familiares sin autorización para residir en el país. Por ese motivo, el debate migratorio es importante para ellos.

Desde pequeños aprendieron el inglés en la escuela y se vieron forzados a empaparse de la cultura estadounidense a mayor velocidad que sus padres latinoamericanos. Como adolescentes adoptaron un papel de traductores, intérpretes y guías de sus progenitores en Estados Unidos.

En este año electoral, muchos pasan a ser un referente en el proceso electoral, incluso si ellos mismos no pueden votar porque residen ilegalmente en el país. Numerosos millennials son también “dreamers”, como se denomina a los jóvenes que fueron traídos ilegalmente al país por sus padres cuando eran pequeños, y fueron beneficiados por la suspensión temporal de deportaciones dispuesta por el gobierno de Barack Obama. Ese beneficio podría peligrar si gana Trump, que ha dicho que anularía esos programas.

Mónica Sibri, una ecuatoriana de 24 años sin autorización para vivir en Estados Unidos, colaboró una semana entera en abril con el grupo Citizenship Now que ayuda a inmigrantes a naturalizarse. En la sala de una escuela local, respondió llamadas de inmigrantes durante todo el día, informándoles del proceso a seguir y dándoles direcciones de oficinas públicas.

Hace algunas semanas ayudó en su universidad a empadronar a estudiantes.

“Ellos pueden votar por mí”, señaló.

“Creo que los latinos sentimos la necesidad de participar y ofrecer información porque hemos sido atacados en estas elecciones”, explicó en referencia a Trump.

Miguel Zamudio, de 18 años, es otro millennial que se esfuerza por que los latinos acudan masivamente a las urnas.

Desde hace tiempo habla con sus amigos y compañeros de clase con el fin de motivarlos, y hace un mes se ofreció como voluntario en la campaña de la aspirante demócrata a la presidencia Hillary Clinton para ayudar a empadronar a jóvenes de su universidad, Miami Dade College.