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Alexandra Villoch, presidenta y editora de Miami Herald Media Company, entrega ediciones especiales del diario Miami Herald con el titular "Castro Muerto", ante el restaurante Versailles, en la Pequeña Habana de Miami, miembros de la diáspora cubana celebran el deceso del expresidente de su país, Fidel Castro, el 26 de noviembre de 2016. (AP Foto/Wilfredo Lee)
Wilfredo Lee / AP
Alexandra Villoch, presidenta y editora de Miami Herald Media Company, entrega ediciones especiales del diario Miami Herald con el titular “Castro Muerto”, ante el restaurante Versailles, en la Pequeña Habana de Miami, miembros de la diáspora cubana celebran el deceso del expresidente de su país, Fidel Castro, el 26 de noviembre de 2016. (AP Foto/Wilfredo Lee)
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MIAMI (AP) – José Argibay no lo duda: la muerte de Fidel Castro y la pronta llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos reviven las esperanzas de más libertades en Cuba.

“Puede ser que la entrada de Trump le dé una preocupación a ese gobierno (cubano), los presione más para hacer algunos cambios”, dijo el exiliado cubano de 64 años horas después de la noticia del fallecimiento del expresidente cubano.

“Lo que está uno celebrando es el inicio de una posible libertad en Cuba”, añadió Argibay, que no ha viajado a la isla desde que llegó a Miami en 1980 y no piensa hacerlo hasta que “Cuba sea libre”.

Algunos exiliados y líderes cubanos de Estados Unidos ven la muerte de Castro como el inicio del fin del gobierno comunista en la isla. Hay quienes incluso creen que si Trump cumple con sus promesas electorales de regresar a las políticas de mano dura con Cuba, el camino a la democracia no será tan largo.

Expertos, sin embargo, consideran poco probable que haya cambios rápidos: Cuba ha sobrevivido varios años de duras políticas estadounidense en su contra. Además, Fidel Castro dejó el poder hace prácticamente seis años y las riendas del gobierno las tomó su hermano Raúl.

En un cambio histórico a la relación bilateral, Estados Unidos y Cuba restablecieron relaciones diplomáticas. El presidente Barack Obama Estados Unidos flexibilizó las restricciones a los viajes y al comercio con la isla, e incluso visitó la isla y se reunió con Raúl Castro.

Ese cambio de política ofuscó a muchos exiliados cubanos de Miami, que consideran que Obama no recibió nada a cambio ni se focalizó en conseguir una mejora en la situación de los derechos humanos en la isla.

Aprovechando ese descontento en el exilio, Trump prometió dar marcha atrás con las medidas de Obama y presionar al gobierno de Cuba, y dijo que uno de sus focos de atención sería la situación de las libertades y derechos humanos en la isla.

Tras la noticia de la muerte de Castro, el presidente electo, quien asume en sus funciones el 20 de enero, dijo que espera ver pronto una Cuba libre.

“Represión, mercados abiertos, libertad de religión, prisioneros políticos, esas son cosas que tienen que cambiar para tener relaciones abiertas y libres, y eso es lo que cree el presidente electo Trump, y hacia allá es que nos dirigiremos”, dijo el domingo en el canal Fox News Reince Priebus, quien se desempeñará como secretario general de la Casa Blanca con Trump.

El senador republicano de Texas Ted Cruz, es uno de los líderes cubanos que confían en los cambios

“Lo que el gobierno de Obama ha hecho es fortalecer a Raúl Castro”, dijo Cruz a la cadena ABC. “Espero que veamos un verdadero cambio y la libertad verdadera en Cuba, impulsados por la fuerza de EEUU”, añadió el senador, quien recordó que su padre y su tía fueron encarcelados y torturados en la isla por oponerse a Castro.

Hace apenas unos días Trump anunció la designación como parte de su equipo de transición de Mauricio Claver-Carone, director de uno de los grupos que más ha cabildeado en Washington en favor de que se mantenga el embargo económico.

El nombramiento generó esperanzas entre los sectores más radicales del exilio cubano de que el presidente electo cumplirá con sus promesas de revertir las medidas de Obama hasta lograr un “mejor acuerdo” con Cuba.

Desde la perspectiva académica, sin embargo, algunos expertos son más cautos.

“Los cambios en Cuba van a ser a largo plazo”, expresó a la AP Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-estadounidenses de la Universidad de Miami, y explicó que antes de las medidas de flexibilización de Obama, cuando la política estadounidense hacia Cuba era más dura, el gobierno cubano también se mantenía en el poder.

Para Suchlicki, más que medidas económicas, serían medidas políticas las que tendrían efecto en la isla, como por ejemplo, que Trump suspendiera la llamada “ley de pies mojados y pies secos”, que permite permanecer legalmente en Estados Unidos a todos los cubanos que lleguen a tocar tierra en este país.

“Que el cubano no pueda salir de la isla, podría provocar una presión interna, pero no de la noche a la mañana”, consideró el experto.

Guillermo Grenier, experto en temas cubanos de la Universidad Internacional de la Florida, consideró que “las cosas no ocurren pronto en Cuba, jamás”.

Dijo que es posible que Raúl Castro esté más dispuesto a implementar otros cambios económicos, porque ahora “los fidelistas han perdido su base de apoyo más grande”.

Raúl Castro ha emprendido reformas de apertura limitada a la iniciativa privada, la regularización del mercado de bienes raíces y automóviles y la entrega de tierras a productores privados, medidas impensables en la época de Fidel.