Skip to content
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, saluda a reporteros a su llegada a una fiesta en casa de Robert Mercer, uno de sus mayores donantes de campaña, el sábado 3 de diciembre de 2016, en Head of the Harbor, Nueva York. (AP Foto/Evan Vucci)
Evan Vucci / AP
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, saluda a reporteros a su llegada a una fiesta en casa de Robert Mercer, uno de sus mayores donantes de campaña, el sábado 3 de diciembre de 2016, en Head of the Harbor, Nueva York. (AP Foto/Evan Vucci)
PUBLISHED: | UPDATED:

HEAD OF THE HARBOR, Nueva York, EE.UU. (AP) – El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que aún tiene por decidir algunos puestos clave de su gobierno, asistió el jueves a una lujosa fiesta de disfraces ofrecida por algunos de sus donantes más influyentes en su palaciega mansión de Long Island.

Trump, que no acudió disfrazado, festejó con invitados en la finca de la familia Mercer para su fiesta anual de Navidad. El tema de este año era “Héroes y villanos”. Cuando se le preguntó de qué iba disfrazado, Trump -que vestía su habitual traje oscuro- simplemente se señaló a sí mismo y dijo “de mí”.

Una invitación a esta fiesta anual es un premio codiciado en los círculos republicanos, especialmente este año. Asistieron varios estrategas que ayudaron a lograr la inesperada victoria de Trump en las elecciones, como el próximo asesor de alto nivel de la Casa Blanca Stephen Bannon y la destacada colaboradora Kellyane Conway. Conway acudió disfrazada de Superwoman, mientras que Bannon no se disfrazó.

Tanto Conway como Bannon tienen estrechos lazos con Rebekah Mercer, hija del director de fondos de inversión Robert Mercer. La Mercer más joven fue una de los principales y más influyentes donantes de Trump y le instó a fichar a Bannon y Conway durante la campaña en agosto.

Rebekah Mercer, que dirigió una plataforma independiente de apoyo a Trump durante la campaña, ha comparado la pugna entre Trump y su rival demócrata, Hillary Clinton, como “una decisión apocalíptica”, de modo que el tema de la velada, “Héroes y Villanos”, era quizá apropiado.

La finca se decoró con imágenes que aludían al bien y el mal, como ángeles y demonios. También los trajes del personal de la fiesta estaban divididos: algunos vestían como motociclistas del club de los Hell’s Angels y otros como voluntarios del Ejército de Salvación.

La salida de Trump a la fiesta fue su única expedición el sábado fuera del rascacielos de Manhattan que lleva su nombre. Se espera que mantenga una agenda discreta el resto del fin de semana antes de retomar el lunes las reuniones de transición en Nueva York y de la próxima parada de su gira de agradecimiento, el martes en North Carolina.

Trump está sopesando a quién nombra para liderar el Departamento de Estado, uno de los puestos más poderosos e importantes del gobierno.

Según dos personas cercanas al proceso, Trump se ha alejado de dos de los favoritos para el cargo, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani y Mitt Romney, que fue candidato republicano a la presidencia del país en 2012. Se cree que las conexiones internacionales de negocios de Giuliani y su campaña pública por el puesto han irritado a Trump. Y aunque Trump se reunió con Romney en dos ocasiones, se ha dicho que conoce los riesgos de indignar a sus seguidores si recluta a un republicano que fue uno de sus críticos más duros.

El exdirector de la CIA David Petraeus sigue en liza, aunque las dos personas familiarizadas con la transición señalaron que el largo proceso de decisión de Trump ha dejado la puerta abierta a otras opciones.

Una de las fuentes dijo que Trump estaba dispuesto a ampliar su breve lista de candidatos. Entre las posibilidades estaba John Huntsman, exgobernador republicano de Utah que también fue embajador en China y habla mandarín.

Las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a comentar de forma pública el proceso privado.

Trump también declinó responder preguntas al llegar a la fiesta sobre su decisión de hablar por teléfono con la presidenta de Taiwán, una ruptura de tradición que plantea el riesgo de enemistarse con China.

La conversación de Trump con la presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen provocó una irritada, aunque moderada, respuesta de China. El ministro chino de Exteriores, Wang Yi, dijo el sábado que el contacto era “sólo una pequeña estratagema de Taiwán” y que cree que no supondrá en un cambio de la política estadounidense hacia el gigante asiático, según la televisora hongkonesa Phoenix TV.

Las autoridades chinas dijeron haber presentado una queja formal a Estados Unidos y reiteraron su compromiso con buscar la “reunificación” con la isla, a la que consideran una provincia renegada.

Tras su conversación telefónica el viernes, Trump dijo en Twitter que Tsai “ME LLAMÓ”. También criticó la reacción a la llamada, señalando: “Interesante cómo Estados Unidos vende a Taiwán equipo militar por miles de millones de dólares pero yo no debería aceptar una llamada de felicitación”.

___

Pace informó desde Washington. El periodista de Associated Press Steve Peoples en Washington contribuyó a este despacho.

___

Reach Lemire está en Twitter como http://twitter.com/@JonLemire y Pace como http://twitter.com/@jpaceDC