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“La Dama de Negro”

, ha permanecido durante 18 años en cartelera en México. Es una de las obras teatrales más exitosas y complejas que ha tenido el país vecino, poseedora de un aire de misterio y que ofrece grandes actuaciones.

Su debut en Chicago, el 23 de junio en dos funciones en el Congress Theater con las actuaciones de

Odiseo Bichir

y Rafael Perrín (quien además es el director) tuvo matices agridulces.

Una historia así, con actores de ese calibre –Odiseo Bichir es realeza dentro del mundo del teatro y de la actuación en México- debería tener llenos totales. Entonces, cuál fue el error, si es que lo hubo.

La verdad es más triste y “aterradora” que la misma historia de “La Dama de Negro” con todos sus efectos especiales y recovecos emocionales, que te hacen brincar del asiento más de una vez.

La mayoría de los latinos –y especialmente en este caso, los mexicanos- no apoyan el teatro que tenga contenido, o simplemente cualquier espectáculo que les resulte “diferente”, como fue el caso del musical de “El Chavo del Ocho Animado”, que se presentó el 22 de abril en el Akoo Theatre y que tampoco llenó.

Esto no es cuestión de ingresos. Es cuestión de cultura general y apreciación, de tener la iniciativa de ver algo diferente. El problema viene, desde la raíz.

Las personas que pudieran ser “blanco” de este tipo de espectáculos -los migrantes o la primera generación- podrían pensar que elteatro es sólo para un tipo de público, que prefiere acudir a los conciertos o bailes populares.

Y no porque esto sea algo malo, simplemente porque eso es lo que conocen, lo que han visto.

Más si se toma en cuenta que la mayoría de los inmigrantes, específicamente los mexicanos, son originarios de provincia, donde la exposición a las artes no es una prioridad ni mucho menos una necesidad.

Pero aún así, que en Chicago se presenten espectáculos como “La Dama de Negro”, o los mismos esfuerzos que se hacen a nivel local, como el pasado primer Festival de Teatro en el barrio mexicano de

La Villita

, abren la oportunidad a que las personas se acerquen al teatro, que lo vean con otros ojos, como lo que es, un medio de expresión popular, que estuvo antes que el cine y la televisión.

Al final de la segunda función de “La Dama de Negro”, Rafael Perrín agradeció al público su asistencia.

“Lo mejor de Chicago son las personas que están en este teatro (…) son un ejemplo para nuestro país, para nosotros, qué padre que ustedes hayan llegado a acabar con todas las excusas, con todas las justificaciones de la mediocridad para llevar con tan alta frente el escudo de nuestros países. Es un privilegio venir a Chicago, esperamos sea la primera de varias, le encargamos que nos ayuden a recomendar la obra”, pidió.

Esta presentación de “La Dama de Negro” es un buen ejercicio, una prueba, pero también una invitación a apoyar otro tipo de espectáculos.